A la entrada del pueblo, adosada a la iglesia, con la ermita de San Hipólito en las proximidades, formando un conjunto separado del caserío.
Su emplazamiento es la antigua plaza de la Constitución.
Casa construida en mampostería con un sorprendente grosor de los muros (1,5 m, tanto en los exteriores, como en los tabiques interiores) que forma un gran bloque de sección cuadrangular organizado en tres plantas y tres cuerpos. La iglesia, que se construyó posteriormente, se adosó a ella, intercomunicándose ambos edificios, y reutilizando la torre original de la casa como campanario.
En la fachada no hay elementos destacados, a excepción de la puerta en arco de medio punto de grandes dovelas, las ventanas monolíticas biseladas y el alero en piedra con perfil de doble bocel.
Al interior, la planta baja se estructura en tres largas salas cubiertas con bóveda rebajada, correspondiendo la central al patio del que parte una escalera de piedra, y la E, a la que se usó como sacristía. Las puertas de comunicación entre ambas son de jambas y dintel monolíticos, habiéndose arrancado el dintel de la que dam paso a la sacristía en la que había, según cuenta García Guatas, la inscripción "RODRIGO AMA A MARICA", similar leyenda a la que hay en una de las ventanas de casa Mur de Graus.
La misma división se repite en la planta noble, donde encontramos ventanas de asiento, que abren a la fachada en las tres salas. Cubren las estancias con bóvedas de medio cañón. En la sala adosada a la iglesia se aprecia el volumen de la torre, a la que se tiene acceso por una puerta adintelada que da a una escalera de caracol.
En el fondo de la sala central continúa una escalera hacia el último piso, que se modificó sustancialmente en el siglo XX levantando tabiques y cubriendo las estancias con cielo raso.
Por la parte trasera, desde el exterior, se accede por una rampa al sótano, que fue imposible ver con claridad, aunque parecía, como el resto del edificio, de dimensiones considerables.