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Castillo del Gobernador

Huesca -  Ribagorza -  Arén -  Arén

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Descripción


Según el investigador Adolfo Castán, en el asentamiento fortificado de Arén se encuentran dos castillos, denominados Castillo Antiguo y Castillo Nuevo, dos construcciones diferentes uno citado ya en el siglo IX, el Castillo Antiguo y otro levantado al abandonar el anterior, bien por su estado de conservación o por venta, o porque había dejado de cumplir sus funciones defensivas al verse Arén alejado de la frontera musulmana. Así se construye el Castillo Nuevo, situado a 100 metros al este del anterior, tratándose de una construcción mucho más espaciosa, y con un imponente templo románico. Ambas fortificaciones han llegado a nuestros días como zonas arqueológicas ya que quedan escasos restos de alzados y muros, dados los continuos asedios que sufrió esta villa a lo largo de los siglos.

En la visita a la localidad y concretamente a los castillos de Arén, se ha tomado la roca donde se asentaron las dos fortificaciones  como un solo conjunto, pues aunque distara 2 siglos aproximadamente en la construcción de uno y de otro, se utilizaron ambos de forma simultánea.

El primer dato es que el sendero que lleva al castillo se encuentra  totalmente recuperado facilitando el acceso a la cima de la peña alargada donde se asienta.Unos metros más delante de esta primera cumbre se observan los vestigios de un sistema fortificado basado en una torre y un recinto, de la torre quedan escasos restos, sin que pueda definirse la planta dada la acumulación de materiales sobre la misma.El recinto que protegía la torre por el lado sur que es el que mira a la localidad y se aprecia a simple vista adaptándose a la topografía  de la roca, de forma irregular y con muralla en el lado este que era el punto más accesible, por donde en la actualidad se llega a él.El recinto es de obra de sillarejo dispuesto por hiladas regulares y muy rebajado en altura, al nivel interno de la plataforma rocosa. En el centro de este recinto se excavó el aljibe, con sus bordes reforzados en mampostería y argamasa que en la actualidad está cubierto de maleza.Por el lado norte no era necesario ningún tipo de defensa ya que linda con un precipicio que lo hace inexpugnable.A 100 metros de esta construcción se asienta una segunda área defensiva que se data aproximadamente en el siglo XII, se observan  restos del recinto adaptados al borde del escarpe rocoso que sirve de base a este conjunto fortificado, así como los vestigios de un cubo rectangular, dispuesto al sur, mirando a la población, es como el anteriormente descrito de mampostería y sillarejo con hiladas regulares. En esta zona se alza la impresionante portada resuelta con arquivoltas de la que ha desaparecido el sillar que la ornamentaba, se trata del acceso a la iglesia castrense de obra románica que estuvo decorada con pantocrátor y figuras de los apóstoles, conservándose una imagen de San Pedro que puede fecharse en el siglo XII. Esta iglesia funcionaría como parroquial de la población hasta la construcción de la actual en el siglo XVIII coincidiendo con el desmantelamiento del castillo y del propio templo que nos ocupa. Opina Luis Gracia que la advocación de esta iglesia debía de ser la de Santa Cruz debido a unos documentos coetáneos a la de Santa María de Tremp.

 



Protección. Historial administrativo


 Declaración Resolución: 17/04/2006 Publicación: 22/05/2006
Consultar BOA

Fuente


  • GRACIA SENDRA, Dolores; Barcelona, David. Inventario de Castillos de Aragón. Inventario inédito, Gobierno de Aragón. Departamento de Educación, Cultura y Deporte, 2001.
  • PUYOL IBORT, Marta et al. Inventario de patrimonio arquitectónico de Sobrarbe y Ribagorza. Inventario inédito, CEDESOR (Centro de Desarrollo de Sobrarbe y Ribagorza), 1999-2001.

Bibliografía


  • CASTÁN SARASA, Adolfo. Torres y castillos del Alto Aragón. Huesca: Publicaciones y Ediciones del Alto Aragón, 2004.
  • COLOMÉS BARBARÀ, Lluís. Localització i estudi dels castells en feu i alou d'Arnau Mir de Tost a la frontera del segle XI [CD-ROM]. Reus: [s.n.], 2014.
  • GUITART APARICIO, Cristóbal. Castillos de Aragón. Zaragoza: Librería General, 1977.

Síntesis histórica


El condado ribagorzano fue custodiado desde sus orígenes por castros de entre los que está Arén,  ya es citado como Castro Arinio en un documento fechado el 31 de mayo del año 823, en el Cartulario del Monasterio de Alaón a propósito de unas compras de viñas o tierras lo que indica su posesión por parte de los cristianos aunque no se conoce con exactitud por cuanto tiempo. Vuelve a citarse en 867, 876 y 877 y hasta en nueve ocasiones a lo largo del siglo X. Estuvo bajo el control de los condes de Ribagorza, ya que en el año 1030 Radolfo Oriol prestaba acto de homenaje a Ramón III conde de Ribagorza sobre los castillos de Arén y Orrit, el conde Ramón IV de Ribagorza vendía la mitad del castillo de Arén a Arnau Mir y su esposa Arsenda en el año 1055, un año después pasó a ser señorío de Arnau Mir pasando a  propiedad de los condes de Pallars pues aparece citado por el vizconde Arnaldo Mir de Tost, como recibido en feudo por su señor el conde de Pallars en su testamento del 11 de agosto de 1071 al legarlo a sus hijos; su posesión por parte de esta casa de Pallars es confirmada en un pergamino fechado en el 1109 y conservado en el archivo de la colegiata de Tremp y por el que se conoce que los condes pallarenses donaban a dicha iglesia las parroquias de San Martín y Santa Cruz de Arén y que un canónigo de aquella colegiata tenía aneja a su prebenda la abadía de Arén.           

En 1174 el vizconde de Ager, Pons de Cabrera, entrega el castillo de Arén a Bernardo de Estopiñán, a comienzos del siglo XIII el castillo pasó a ser feudo de la baronía de Eril. En 1299 regía el castillo Acardo de Mur que prestaba vasallaje a Jaime II por este castillo y los de Mur y Montañana. También a fines de este siglo se planteó el régimen de fueros, privilegios, usos y costumbres a toda la Ribagorza y por supuesto a la villa que nos ocupa y en las Cortes celebradas en Zaragoza en 1300 se defendió y remarcó su condición aragonesa, situación definitivamente sancionada tanto en el decreto real de establecimiento de la frontera entre Aragón y Cataluña en 1301 como en el instrumento de infeudación del condado en la persona del infante don Pedro en 1322.       

Posteriormente la villa fue incorporada a la Corona por Pedro IV el Ceremonioso en julio de 1371 aunque antes Jaime II se había reservado los derechos sobre el castillo en 1322 debido de nuevo a su importante situación estratégica.Ya en el siglo XVI Arén tuvo una importante actuación en los sucesos acaecidos en la zona manifestándose a favor de las decisiones del Consejo General de Ribagorza y en contra de la despreocupación de sus condes y las arbitrariedades de sus oficiales.  En 1659 era gobernador del castillo el señor de Eroles.Años después y en el marco de la guerra de Sucesión (1705-1714), la villa toma partido por Felipe V, al igual que Zaragoza y Monzón, oponiéndose al clima general de la Corona de Aragón favorable al archiduque Carlos de Austria lo que lleva al asedio y conquista del castillo y población por parte de las tropas de este en 1707, tras derrotar a Felipe de Anjou en Puente de Montañana, mandadas por Francisco Moner lo que le valió a este el título de conde de Arén además del que ya ostentaba de barón de Claret; el asedio fue muy duro, en él resultó malherido su gobernador Francisco de Balzanat, pero peores fueron las represalias después de la conquista ya que fueron fusilados 91 hombres de la población e inmediaciones. Estos hechos se conocen bien dados unos documentos  fechados en Madrid en 1713 y Zaragoza en 1728 en los que el monarca Borbón concedía ayudas y honores a los familiares de los fallecidos por su causa así como a combatientes que habían sobrevivido.

El castillo fue reconquistado por las tropas de Felipe V en 1711.No obstante, aún reconociendo este acto de fidelidad, el castillo fue mandado demoler por Real Orden de este monarca en 1740 y las dos piezas de artillería que contenía fueron trasladadas a la fortaleza de Benasque, según relata Pascual Madoz, así como suprimido el cargo de gobernador del mismo. La demolición fue efectuada en 1744 y muchos de sus materiales se emplearon en la construcción de la iglesia de San Martín de Tours de la localidad.

El siglo XIX también trajo sucesos violentos a la población, pues durante la guerra de la Independencia la villa fue ocupada durante once días por alrededor de 2000 soldados franceses durante los cuales los habitantes que no habían huido fueron vejados y sus haciendas maltratadas. Además, algunos años después, en la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), se libraron combates en las inmediaciones de la población entre carlistas procedentes de Navarra en dirección a Cataluña y los liberales que los trataban de interceptar.Todos estos sucesos dejaron su huella en la población aunque ninguno tan importante como lo fue la desaparición de su fortaleza y la  condición de plaza militar en el siglo XVIII con la pérdida de importancia que conllevó para la misma.

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