Los recintos fortificados protegen la ladera meridional de un amplio espolón de fuerte pendiente (una media que oscila entre el 40 y el 60 %) en cuya cumbre se asienta el Castillo. Está constituido por dolomías liásicas, que afloran en buena parte del emplazamiento debido a los intensos procesos erosivos. Al pie de este emplazamiento discurre el río Alcalá.
Uso del suelo: Parte de las construcciones se encuentran integradas dentro de edificios de viviendas o sobre el propio viario, mientras que el resto carecen de función.
Los principales componentes de conservados o documentados de los recintos fortificados de la villa de Alcalá de la Selva son los siguientes:
Portal de calle Castillo Bajo: integrado en el segundo recinto amurallado. Al exterior presenta un arco de medio punto de dovelas pequeñas, mientras que al interior presenta arco rebajado. Hace unas décadas, con el fin de facilitar el tránsito de vehículos, fue objeto de un "recorte" parcial de las jambas de sillería del arco exterior, siendo especialmente modificada la jamba de la izquierda, y confiriendo a la estructura una apariencia extraña. Su apariencia es aún más peculiar debido a que junto a la estructura se construyó, durante la Edad Moderna, una casona con una portada con arco de medio punto de grandes dovelas, que parece rivalizar con el portal de la muralla.
Portal de calle Castillo Alto: integrado en el segundo recinto amurallado. Debía ser el principal portal de la villa, dando acceso a la subida al castillo tras pasar junto a la portada de la antigua iglesia. No se conservan restos del mismo, por lo que no se puede precisar si se trataba de un arco de similares características al del portal de la calle Baja o era una torre puerta. Esta última opción parece la más probable, dada la relevancia del acceso, la representación que de él se hace en uno de los planos levantados durante las guerras carlistas y su ubicación junto a la antigua iglesia parroquial, lo que permitiría el uso de esta estructura como campanario.
Portal de la subida al Castillo: integrado en el primer recinto amurallado. Debía ser uno de los elementos más antiguos de las murallas de la villa. Se conservaron restos del mismo hasta hace unos pocos años. Según todos los indicios, se trataba de un portal sencillo, abierto directamente en la muralla.
Postigo del crestón rocoso: integrado en el primer recinto amurallado. Pequeño postigo que aprovecha una escotadura del crestón rocoso sobre el que debía discurrir la fortificación y que iba del Portal de la subida al Castillo hasta el propio castillo. Se conservan restos de un muro, que no parece corresponderse con la fábrica original.
Crestón rocoso: nivel subvertical de calizas del Liásico que divide en dos el espolón del Castillo, formando una sólida barrera natural. Este estrato natural era el límite oriental del primer recinto amurallado, siendo altamente probable que sobre él, en parte o en su totalidad, se alzase alguna estructura. En el tramo existente por debajo del camino, se detecta la presencia de un muro paralelo que se apoya parcialmente en el mismo.
Muro anexo al Portal de la subida al Castillo: aparentemente integrado en el primer recinto amurallado. Muro de mampostería de hiladas regularizadas, trabada con cal, situado junto al Portal de la subida al Castillo y perpendicular al Crestón rocoso. No es posible establecer, con la información disponible, el papel que desempeñaba en el recinto amurallado de la villa. En todo caso, desempeñó también la función de muro de contención de un pequeño aterrazamiento.
Lienzo meridional del primer recinto murado: integrado en el segundo recinto amurallado. Tiene unas características similares a las del anterior muro, desempeñando también unas labores de contención de una posible terraza, además del límite del primer recinto.
Muros contiguos a la iglesia y al campanario: posible límite noroccidental del primer recinto amurallado. Consta de dos partes bien definidas: un lienzo que sobresale del muro noroccidental de la torre-campanario, realizado con mampostería trabada con cal; y un muro de contención casi paralelo al muro occidental de la actual iglesia parroquial, que delimita una pequeña plataforma y que se encuentra colgado en la parte superior de la ladera.
Lienzos del flanco suroriental: integrados en el segundo recinto amurallado. Se trata de los lienzos de muralla mejor conservados. Han sido reaprovechados como medianiles entre dos viviendas o como los muros posteriores de varias casas de la calle Castillo Bajo. Destaca el paramento de la calle Castillo Bajo nº 5, especialmente el tramo que hace esquina. Parece corresponder a un muro de mampostería trabada con cal con una potente esquina de sillería de piedra arenisca. Dicha esquina corresponde con una estructura elevada por encima del adarve de la muralla, a modo de torreón, aunque sin que este sobresalga al exterior. En parte de los edificios contiguos también podría conservarse la muralla, aunque sin alcanzar un alzado tan importante.