Se compone de una de las plantas centralizadas más características del barroco aragonés. Es una cruz griega con los brazos en forma semicircular cubiertos con bóvedas hemiesféricas de cuatro lunetos. El tramo central o crucero está rematado con una bóveda gallonada, de planta octogonal, apoyada sobre pechinas, que corona una linterna también octogonal. El cuerpo de la cruz correspondiente a la nave presenta la misma estructura que el resto pero está cortado y prolongado por otro tramo rectangular cubierto con una  de cuatro lunetos dispuestos de forma radial.

En el exterior,se manifiesta esta estructura con las curvas cilíndricas de los ábsides y las contracurvas cóncavas en sus encuentros, de modo que presenta un perímetro totalmente curvo, sinuoso y muy singular.

En el tramo de los pies se dispone la fachada con dos cuerpos encuadrados por un alfiz que remata en un semicírculo. El cuerpo inferior es una portada con arco de medio punto entre pilastras corintias. El segundo contiene un trio de hornacinas aveneradas.

La cubierta, restaurada recientemente, es de cerámica vidriada.