Edificio de planta irregular que tiende al rectángulo que se levanta junto al río Matarraña. Debido a su adaptación al terreno, la altura varía de manera que la fachada que da al río presenta seis plantas, mientras que aquella otra que da a la plaza, situada a gran altura sobre el río, sólo muestra tres.

Realizado en piedra y mampostería, los pisos inferiores dejan la piedra a cara vista, mientras los superiores presentan zonas construidas en cemento. En la actualidad, el edificio se está habilitando como hotel, por lo que ha transformado en gran medida su aspecto exterior desconociéndose el que tuvo originalmente cuando la fábrica estaba en funcionamiento.

Las tres plantas inferiores y la cuarta sólo en la parte que da al río, abren vanos de iluminación dispuestos irregularmente y con diferentes formas y tamaños, predominando los de arco de medio punto y rectangulares. Sin embargo, en los pisos superiores se disponen regularmente y los forman arcos de carpanel. En la primera planta de la fachada de la plaza, los vanos se cubren con rejas de forja cuya función es la de proteger y decorar.

Respecto al interior, la fábrica apenas conserva la estructura que tuvo debido a la adaptación del edificio. Sin embargo, los propietarios han conservado la parte destinada a los pudrideros con la intención de crear un centro de interpretación del papel.

Los pisos superiores, donde originalmente se ubicaban los secaderos de papel, están preparados como habitaciones en las que a modo decorativo se han colocado algunas de las maderas que se destinaban a tal función.

Del resto de maquinaria o pilas no se conserva nada.

Utilizaba los azudes popularmente conocidos como Solfa y Bajo en el río Matarraña.