
La iglesia, orientada al oeste, cuenta con una planta de tres naves, siendo la central de mayor anchura que las laterales, divididas en cinco tramos; a las naves laterales abren capillas comunicadas entre sí, de mayor profundidad que las propias naves laterales, formando prácticamente otras dos naves en los extremos. Las naves quedan separadas por esbeltos pilares.
La iglesia posee testero recto, formado por la prolongación del último tramo de la nave central.
En este templo se adoptó un complejo juego de bóvedas: el cuerpo de naves se cubre con bóvedas vaídas, a excepción del crucero que lo hace con cúpula; por otro lado las capillas laterales presenta una variedad de bóvedas, ya que utiliza crucería estrellada y simple, cúpulas, bóveda gallonada, y cañón con lunetos, utilizando este último tipo de bóvedas también en los tramos de las naves laterales contiguos a la cabecera. Esta variedad destaca exteriormente mediante un rico juego simétrico de volúmenes, culminado por las tres cúpulas con linternas del crucero y las capillas laterales.
La iglesia posee una portada muy decorada, cobijada bajo un arco ligeramente rebajado y posee dos cuerpos, el inferior en arco de medio punto entre pilastras, sobre el que se sitúa una hornacina con volutas muy decoradas y un frontón curvo.
La torre, levantada durante la segunda mitad del siglo XVI, se eleva a los pies de la iglesia en el lado del Evangelio. Estructuralmente pertenece a la tipología de alminar hispanomusulmán, de torre con machón central hueco y escaleras entre ambas torres cubiertas por el sistema sencillo de bóveda helicoidal hasta el primer cuerpo de campanas. Exteriormente destaca por su verticalidad, acentuada por el sistema de contrafuertes que recorre los cuerpos superiores y por la colocación de los cuerpos de forma decreciente en altura y anchura según se asciende.
Se encuentra dividida en cinco cuerpos, el inferior, de planta octogonal, carece de contrafuertes, y se levanta sobre una base de sillar. Este cuerpo carece de ornamentación salvo el remate formado por un friso de esquinillas y una faja de cruces de múltiples brazos formando rombos.
A diferencia del primero, los cuerpos superiores se hallan recorridos por contrafuertes que confieren homogeneidad a la torre y acentúan la verticalidad del conjunto. En sus paños se abren arcos de medio punto doblados que organizan la composición, y que aparecen cegados ornamentalmente en el segundo piso y abiertos en los pisos superiores, ya que funcionan como cuerpo de campanas.
La decoración se distribuye en fajas horizontales, que repiten el motivo de rombos por encima y por debajo de los arcos nombrados. El último piso está formado por una banda en la que se abren óculos de escasa altura, semejando la solución adoptada en las galerías aragonesas, por encima, un chapitel del siglo XVIII.
Todas estas fajas decorativas alternan con estrechas bandas de cerámica intercalada con azulejería en blanco y verde a modo de impostas.
La planta octogonal de la torre, así como su estructura y decoración, recuerdan al estilo de la Torre Nueva de Zaragoza o la de la iglesia de Santa María de Calatayud.