El edificio se sitúa cerca de un importante cruce de caminos, en la margen izquierda del río Camarena, cerca de la confluencia del arroyo de la fuente del Hielgo y de la surgencia de aguas minero-medicinales del balneario.

Templo de planta rectangular, de unos 18 m por 6 m (excluyendo el atrio), de una sola nave dividida en tres tramos mediante dos arcos diafragma.

Se trata de una fábrica de mampostería irregular, con sillares en algunas de las esquinas, con cubierta a tres aguas.

Aunque el edificio presenta el característico atrio existente en la mayor parte de las ermitas del siglo XVII con advocación a San Roque, esta estructura podría ser fruto de una agregación posterior a la fábrica del edificio; esta hipótesis se refuerza por la presencia de lo que parece ser una portada más antigua en el lateral meridional, realizada con un arco de ladrillo, actualmente tapiado, y por la ausencia de sillares en lo que actualmente es la fachada principal del edificio, dispuesta bajo el atrio; de hecho, tanto el atrio, como la citada fachada se caracterizan por una mayor precariedad constructiva, parcialmente compensada durante las recientes obras de restauración. A estos indicios hay que sumarle que tanto las dimensiones, como las proporciones del edificio y su propia orientación (en la que se prima el eje este-oeste sobre su disposición paralela al camino), concuerdan más con las características de una ermita bajomedieval que con las de un San Roque de mediados del siglo XVII.

De ser cierta esta hipótesis, en 1644 se reformó una ermita preexistente, cambiando su orientación (la nueva cabecera pasó a situarse en lo que habían sido los pies del edificio) y demoliendo la cabecera para transformarla en un atrio.