"Bueno, pues cuando llegaba San José (el 19 de marzo) estábamos pendientes de que plegara a pasa los papirrois y baixábamos ta ixe pueblo que ba debajo d'este, ta lo Pueyo, que había un llano muy grande, y allí cogébamos papirrois a sacos, porque era un bicho qu'era fácil d'atrapalo. Luego había pasas de charlas, ya más adelante, pero ixas yeran más astutas, no … había qu'andar muy fino p'atrapalas en la loseta. En cambio ros papirrois caían como tontos. "¿Cómo yera a loseta?" –intervengo–. A loseta yera, yera no muy grande, cuadrada si era posible, y que pesara, por lo menos, medio kilo, pa que ro pajaro no podeba levantala e isené. Y teníamos qu'estar al tanto porque ras picarazas y ros cuervos sino, cuando las veían que habían caído, se las comían. Y había que pasar por la mañana, a medio día y por la tarde a replegar o que había caito. "¿Y qué cibo se poneba?" –intervengo de nuevo–. Pues ponébamos lombriz. Normalmente lombriz. Yera con ro que más cayeban, sobre todo ras charlas, y ras tordas. Y ros papirrois, era un cebo especial pa ellos".

• SATUÉ OLIVÁN, Enrique. Archivo Enrique Satué Oliván. Testimonios de aquel Pirineo. Archivo sonoro, 2000-2007.
• SATUÉ OLIVÁN, Enrique. Siente. Testimonios de aquel Pirineo. Zaragoza: Prames, 2016.