Con [detalles] maternales / a tus devotos consuelas / por Artaso te desvelas / de méritos y señales. / Reconocidos por tales / exclamamos con anhelo / enviad, Virgen de Ubieto / a este, tu pueblo, el consuelo. / Se dice por tradicción / que os robaron la campana / y vos por la voz temprana / de un niño afeáis la acción.
Viendo tal restitución / hicieron temiendo al cielo / enviad, Virgen de Ubieto / a este, tu pueblo, el consuelo.
Siendo este sitio escabroso / con tu presencia es vergel / pones tu afición en él / para hacerle venturoso. / Por lo cual muy obsequioso / os bendice desde el suelo / enviad, Virgen de Ubieto, / a este, tu pueblo, el consuelo.
Artraso, Latras y Sieso / viéndose con tal tesoro / de un corazón, el oro / te ofrecen en un [congreso]. / Los descubre el buen suceso / que premia su grande celo / enviad, Virgen de Ubieto / a este, tu pueblo, el consuelo.
En secad necesidades / todo el contorno os implora / y vos como bienhechora / remediáis sus ansiedades. / Publican estas verdades / pequeños grandes sin velo / enviad, Virgen de Ubieto, / a este, tu pueblo, el consuelo.
Artaso puede gloriarse / de teneros devoción / pues tu amparo y protección / no puede bien ponderarse. / Procurad afianzarse / venerando tu modelo / enviad, Virgen de Ubieto / a este, tu pueblo, el consuelo.
No solo en lo temporal / remediáis cuanto os pedimos / sino también nos sentimos / con mejora espiritual. / Tal es tu amor maternal / si os servimos sin recelo / enviad, Virgen de Ubieto / a este, tu pueblo, el consuelo.
Ahora, Señora, y en la hora / de nuestra muerte sed madre / para que perdone el padre / lo que todo el mundo llora. / Artaso a vos implora / seáis propicia en el cielo / enviad, Virgen de Ubieto / a este, tu pueblo, el consuelo.
Pues que miráis desde el cielo / al que os sirve con respeto / enviad, Virgen de Ubieto / a este, tu pueblo, el consuelo.