Ballarín Castell, Mª Pilar. (04/11/2021)
Ah, no se ragona, pos ara t’os voy a ragonar yo, porque yo esto a mi abuela, como l’ha dicho tantísimas vezes no se m’ha olvidau. Y é verdá! Mira, pa la guerra, eso pa la guerra, yo no eba naziu. Vino el comité:
―Mañana a Espluga a quemar todos los santos, de la iglesia, a quemarlos todos.
Llegaron aquí y bueno, sí, sí. Me diba mi abuela:
―Ay, hija mía, si tú hubieses visto aquello, si tú l’hubieses visto…unas imágenes más grans que tú.
Claro, yo era encara chica cuando me’l contaba, y las van cremar todas. Y a yo me dizen:
―Tú, ves a san Roque y quema san Roque.
Mi abuela va llegar allí:
―Cómo había de cremar yo a san Roque? Cómo lo voy a cremar?.
Ella que coge, enziende que había aliagas por allí, que está la ermita allá frente, pero ara se ha caído. Bueno, entonces, enciende un montón de aliagas, pa que fesen fumo y fuego y por ahí y ella miraba ta to los sitios, a ver si alguno la seguiba, perque si l’abese seguiu alguno y ese visto que meteba el santo en un matorral qu’el va meter, l’habían pegau el tiro, eh! L’habrian matau, está claro. Lo dejó allí escondido y se’n va venir. Y abundante fuego y llamas y tot ixo con aliagas allí. Y los otros van cremar tot aquello, se va quedar l’iglesia sin nada. Después, cuando se va acabar ya tot, si alguna vez, un día de mal tiempo que lloveba anaba allí, a ver si los buixos aquellos eban… Si el podeba veyer al santo, si el cambiaba de mata o lo que fuese. Entonces, cuando se va acabar tot el va traer a un uerto que teniban asti baix al barranco. Entonces feban muchos de uertos als llugars, muchas judías, había mucha gente en las casas, ara no ñ’hei nadie, pero a la vez ñ’abeba mucha. Pues entonces un día el va traer y el va esconder, le hizo un agujero para abajo, como i hei un barranco un agujero, pa que no se mojase perque… (to’l quiero enseñar y tot yo el santo) y lo tuvo allí no sé, no sé cuanto. Perque claro, van matar muchos curas, y bueno, aquello va ser se vei gordo pa la guerra. Dios quiera que no mo’n torne más. Entonces, cuando ya va pasar mucho que ya estaba to quieto, pues el van tornar a la ermita, y entonces anaban allí to los años pa san Roque y lluego:
―Ui! mira ninonas! Cuan yebaz chiquininas, tos he devotau a san Roque! Venga, tenim que anar ocho días a San Roque.
Pillaban el camino, ella rezaba un rosario y tornaban a ir ta casa.
[Le diban san Roc?].
―No, san Roque. san Roc tamé le diban aquí al llugar. Pero é san Roque. Le diban san Roc.