Román Ariño, María. (10/09/2020)
Y entonces [...] iban a buscar el agua al barranco.
[Al barranco? Ane é?].
Allá! Al barranco de la Puebla el Mon.
[Cómo se llama el barranco? El barranco de la Puebla el Mon?].
El barranco le llamaban, al barranco iban per ixe camino, con las burras y los cantres y los árgados.
[Y los?].
Los árgados. Que son ixos que feban de bimbre.
[Sí. Es que a Secastilla les dezím argaderas].
Bueno, pues aquí árgados. Cuatro cosas así, les meteban a la burra, cuatro cantres y, ala! Y cuando no los sabeban llenar como yo que no tenían fuerza pa llevantar-los, pues con pucheros. Qué te crees!
[Y ixo eba faena de zagals?].
[Hace el gesto con la cabeza de que no].
[No?].
A casa mía, asti, eba una casa buena, teniban criau y tot. Pero… ya cuan yo ya me va fer un poco más gran y... que paeze que me empezaban a querir mandar aquella gente joven, ixes criaus, y un día li i digo a papa, per la noche los va a despachar y ya no los va querir más. Entonces, pues estaba de dueña, pues la jefa.
[Claro. Se va tener que espabilar muy lluego, pues, usté].
Y tanto que sí. No me pena. Además, que yo aquí, la verdad, si dize mal todas las pobras agüelas pasaban pena de yo. Así que no… A lo mejor me veían que no comeba, bueno! Que perdeba, pues: “Has de comer, has de no sé qué”, sabes? Ixa cosa que me animaban.