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Los maquis en Yardo

Huesca -  Ribagorza -  Graus -  La Puebla de Fantova

Literatura oral - Etnotextos


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Intérprete / Informante


Mur Prats, Benjamín . (21/09/2021)
Serena Cereza, Montserrat. (21/09/2021)
Serena Cereza, Montserrat. (21/09/2021)

Transcripción / comentario


[Benjamín]: Lo que pasó en Yardo, pues eran una cuadrilla que habían venido de maquis, iban treinta y seis, y desde La Matosa subieron a Casa Turmo, desde Casa Turmo los trajeron a casa. Los acompañaban.
[Montse]: El amo de Turmo los acompañó hasta casa vuestra.
[Benjamín]: Si, los llevó a casa nuestra y dize: 
―A ver si quieres acompañar a esta gente ―porque se iban acompañando de pueblo en pueblo, pa que no tuvieran tan lejos la vuelta pa’l que los acompañaba. 
Y a casa dize: 
―Y al mismo tiempo si les podéis dar algo…
Entonces, me acuerdo yo que en casa se cogía mucha fruta, higos y miel, y tal. Y en casa les dieron, pues no sé, un capazo de higos de estos secos, tostaus, que prácticamente es un buen alimento. Y un pan de aquellos, que a lo mejor hacía tres kilos, que se hacían en casa aún. Y mi padre los llevó hasta Yardo. En Yardo pararon en Casa Picontó, en la casa de esos…
Y bueno, total que los llevaron y llamaron a esa casa, porque era la casa más grande y era la casa que estaba más cerca allí. Porque Yardo está en un cerro y el pueblo, vas siguiendo las casas po’l cerro, y esa estaba abajo al hondo. Y mi padre pues llamó a esa casa y dicen: 
―¿Quién llama, quién llama?
Dice: 
―Yo, Castellano.
Dice: 
―¿Qué pasa?
Dice: 
―Nada, que hay aquí unos señores, que a ver si los podéis acompañar hasta Torruella o un poco más alante y si les podéis dar algo, pues mejor que mejor.
Se asuma el abuelo a la ventana y el abuelo era, tenía el genio así un poco rápido: 
―Bua, ¡eso al alcalde, eh!  
Y ya uno de ellos dice: 
―¿Quién es ese tiparraco? ¡Que le echo una bomba! ―Ya se estaba echando la mano a la esto. Porque dice que iban cargaus de munición hasta… to lo que daba.
[Montse]: Dice que mientras venía tu padre todos tumbaus por los caminos.
[Benjamín]: Todos tumbaus por los caminos porque no podían aguantar el peso.
Bueno, total que dice: 
―No te preocupes, no te preocupes, ya lo acompaño yo al alcalde, ya ―mi padre diciendo― No te preocupes, tranquilo. No te preocupes, ya lo acompaño al alcalde. 
Porque el alcalde eba Nogueras. Con que lo llevó allí y cuando llamó: 
―¿Quién llama, quién llama?
―Yo, Castellano.
―¿Qué pasa, qué pasa? ―porque teníamos tierras juntas y aunque fuéramos diferente pueblo, pero nos tratábamos mucho―. ¿Pues qué pasa, qué pasa?
―Nada, que hay aquí unos señores, a ver si les podéis dar algo y acompañarlos si puede ser, y tal. 
Y bajó temblando aquel hombre, bajó temblando. Dice: 
―No t’apreocupes, que no pasa nada, que oye, estos son señores como, personas como nosotros. 
Mi padre calmando la cosa. Pero mientras subiendo a… Porque claro, como digo que está así, subiendo a la casa del alcalde ellos vieron allí que había un tozal, porque allí hay un tozal que le llaman La Torre Sopena que había habido un castillo y está escacharrau y aquellos dicen:
―Joder, que sitio más bueno para hacer una alambrada ―queriendo decir que era un sitio bueno pa pararse y desde allí vigilar. Entonces, hicieron eso, bajaron abajo y dice:
―Pues ya que vamos a parar, pues que nos preparen…
Hicieron matar dos ovejas, una pa comérsela allí y otra pa llevarse. Entonces, ya estaban sentaus en la mesa pa comer y entre esas, pues desde Santas Creu habían bajau en propio a Graus, al cuartel, como que habían pasau estos, esta gente.
Y en Graus había militares, pero era un día que solo había un teniente y doce soldaus. Pero aquel teniente se ve que era trilita, tremendo. Con que subieron y dice que no le faltaba más que cuatro u cinco metros pa llegar al montón de las armas dónde estaba, dónde las tenían ellos apiladas. Prepararon una mesa y estaban ya sentaus pa comer. Pero resulta que había uno vigilando arriba en la Torre Sopena, y al ver que… Vio que se colaba un tio allí, furrum, pegó una rafada allí con el Anger o lo que fuera, con el arma que llevara y pegó una… Entonces saltaron todos. Y bueno, él se tuvo que escapar y aún se escapó. Pero después, pues claro, allí había doce soldaus y él, y armaron un tiroteo que aquello, aquello… Total que me parece que murieron uno de cada parte.
[Montse]: No sé, pero mamá decía: 
―Un zagal más majo, que subiba por aquí, un soldau, ―que se ve que subiban a dar alguna vuelta por a ver, dize―: un zagal más majo y lo van matar. ―Mamá estaba, sí…
[Benjamín]: Pues, sí hombre, sí, bueno, en total que…  De todas formas, soldaus hubieran podido matar más. Porque claro, uno de ellos, dice que se paró allí a la última casa y con los gemelos se miraba y se estaba mirando dos soldaus que habían debajo un rosero que había grande, se van amagar allí, dice:
―Fíjate tú, fíjate tú a esos dos yo ―porque llevaban armas potentes, eh?― fíjate si los puedo pillar. Pero que voy a hacer si a lo mejor son sobrinos míos. ―Dize― Si pudiera coger al oficial que los lleva, a él sí lo cargaría fácil, pero a ellos dos, qué hago.
 

Bibliografía


  • ARAGUÁS, S., M. J. Girón y C. González. Recopilación de Literatura de Tradición Oral en la Baja Ribagorza. Inventario inédito, Gobierno de Aragón. Dirección General de Política Lingüística, 2020.
  • Maquis y Guerrilleros. Del Pirineo al Maestrazgo.. Zaragoza. [s.l.]: Delsan, 2003.
  • Maquis: Una historia falseada La Agrupación Guerrillera de Levante (desde los orígenes hasta 1947). [s.l.]: [s.n.], [s.a.].

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