Dice que estaban en Panillo y iban rondando por la calle. Y este zagal que está en Zaragoza, era el abuelo del zagal ese, era amigo de mi padre, de mi abuelo, y mi abuela eba novia de mi abuelo, entonces, aún no se habían casau. Mi abuela se casó a los 18 años. Y iba pues en la ronda mi abuelo detrás, mi abuelo se ve que cantaba jotas y todo eso, y la guitarra, bueno, y este, el abuelo de este que te digo, dice, había una zagala en una casa que le gustaba, ¿sabes? Y estaba en el balcón, y va p’allí y dice: 

―Oye tú, Agustín, toca que esta jota la quiero cantar yo.

―Mecagüen, ¡no cantes que vas a hacer el ridículo, que tú no sabes cantar!

―Que la canto yo, hombre, que la canto yo.

―¡Que no cantes, que vas a hacer el ridículo!

―¡Tú toca!

Con que, «glon, glon, glon, glon». [Imita sonido de la guitarra empezán una jota]. Y salta el otro… ¡Pero fíjate qué imaginación! Dice: “Caballo tordillo mío / ya te puedes prevenir / que una niña de este barrio / conmigo se ha de venir”. 

¡Anda! ¡Estaba bien traída! ¿eh? Mi abuelo la de veces que se reiría de aquello. ¡Cagüendiez!