Lacambra Vidal, José. (07/06/2021)
Nosotros, yo, salí de Graus andandico al Mon, pa septiembre, pa san Miguel. Habíamos comprau una mula, pequeñeta, joven, y pa hacerla trabajar no… Le faltaba un poco. Y dice mi tío:
―Hay que sembrar, forrajes y tal.
Sólo teníamos una mula. Y entonces va allá a un vecino que le dejase el macho, pa labrar con la mula nuestra. Y sí, sí. Y yo subía de aquí de Graus [...]. Digo:
―Penso llegar a casa, y poder meter-me en la cama antes de que se desperte mi tío.
Y justo justo, cuando empujo la puerta y [...] el hombre estaba detrás de la puerta.
―¿Ahora llegas?
―Sí.
―Pos cámbiate de ropa que voy a buscar el macho Marco y te lo echas a labrar ahí.
Cagon… Y como éramos tan voluntarios, tenías que obedecer tanto a los mayores, entonces los respetábamos. Bueno, pues me pongo a labrar. Y allá las diez de la mañana… Se me escapa la esteba, la esteba del aladro, se me va el aladro y le puncho a la mula la reja, le clavo la reja en la fogueta de la pata.
―Qué has fecho…!
―Mecagondios!
Digo:
―Desde hoy, cuando pierda el dormir, lo primero dormir, después ya se hará lo que haya que hacer.
Nunca más me… Mi tío nunca más me puso la contra. Dormía lo que me daba la gana, y ya está.