Oíd, mortales piadosos,
y ayudadnos a alcanzar:
que Dios las saque de penas
y las lleve a descansar.
¡Oh vosotros, caminantes!,
suspended, oíd, parad,
bastará solo el oírnos
a mover vuestra piedad.
Hoy pide nuestra aflicción
que queráis cooperar.
Que Dios las saque…
No hay dolor, tormento y pena,
martirio, cruz y aflicción,
que no llegue a ser pintura
de nuestra menor pasión;
solo alivian nuestros males
de vuestro amor esperar.
Que Dios las saque…
Aquí estoy en purgatorio,
de fuego en cama rendido,
siendo mi mayor tormento
la ausencia de un Dios querido;
padezco sin merecer,
por mí no basto a alcanzar.
Que Dios las saque…
¡Ay de mí! ¡Ay, Dios severo!
¡Ay, llama voraz activa!
¡Ay, bien merecido fuego!
¡Ay, conciencia siempre viva!
¡Ay, justicia que no cesa!
¡Ay, cuando se ha de acabar!
Que Dios las saque…
¡Ay, culpa, lo que me cuestas!,
no imagines tu fiereza,
pues con tal tormento paso
lo que juzgué ligereza.
Cielos, piedad, basta, cielos,
¿cuándo el día ha de llegar?
Que Dios las saque…
Todo lo que aquí padezco
es justo, santo y debido,
pues no se purga con menos
haber a un Dios ofendido.
¡Ay, que pude no ofenderle!
¡Ay, que no hay más que capricho!
Que Dios las saque…
Padres, hermanos y amigos,
¿dónde está la caridad?
Favorecéis a un extraño,
¿y para mí no hay piedad?
Ea, venga una limosna,
siquiera solo el rogar.
Que Dios las saque…
Hijo ingrato, que paseas
tan ricamente vestido,
y a costa de mis sudores
descansas en tanto olvido,
mira tu padre quemado
y lo puedes remediar.
Que Dios las saque de penas
y las lleve a descansar.