Sanclemente Río, Pilar . (29/08/2014)
Dice que había dos vecinas pero una siempre iba a amprarle a la otra. Empezó amprandole un vaser de cristal… Allá que allá, l’en devolvía dos. Porque dice que le había parido. Y la otra se ponía mu contenta. Cuando volvía a ir, cada vez una cosa más grande. Y siempre le paría. Mu contento, todo mu bien.
Va y l’ampra o caldero de hacer tortetas, que es cobre, grande. ¡Y nunca l’en devolvió! Nunca. Y al final de todo la otra:
“Oye, ¿o qué ha pasao con o caldero?”
Dice: “Ay. niña. ¿Sabes por qué no te lo hi vuelto? Porque me s’ha muerto”. [Risas].