Lloret Sesa, Amparo. (17/09/2020)
Que’n iba, va a bajá una abuela, que supongo que sería, no sé si era la abuela de mi madre o la bisabuela. No lo sé. Bajó viuda de La Puebla Castro con un hijo pequeño de seis o siete años, o ocho. Y salió un día al balcón en la calle [Llenau] y pasaba un rebaño de corderos. Muchos porque aquí los rebaños eran muy grandes. Y llevaban los cencerros. Y se ve que en La Puebla se llamarían… “Mamá, mira cuantas tringoletas!”
Ya van en tení prou. Los de Estadilla son mui [...]. Y entonces, casa Tringols, de to la vida. Casa Tringols y se ha quedao ya casa Tringols.
[Y aquí no les diban esquillas?].
Aquí son esquillas. Pero se ve que en La Puebla, entonces al menos, se diría d’ixa manera. Pero exo, va llamar a su mare: “Mamá, mira cuántas tringoletas”. Porque la del cordero era pequeña.