Playant Serena, José. (19/04/2021)
En Fonz tenían una cueva, la cueva Ricol, que le llaman, que dormían allí, los acogía el hombre aquel. Me acuerdo que cuando la guerra, era yo… Tenía seis años, ya largos, y vivía en Fonz yo, entonces. Y el abuelo aquel, era amigo yo de su nieto, y to los días cuando salíamos de la escuela, nos hacía rezar el Padrenuestro, y santiguar-nos, y no le dijo nadie nada al ombre aquel. Era un santo, eh? Llegaban los pobres, los cogía a casa, los ponía a la cadiera, en el rinconé del fuego, y al joven le dezía:
―Tú, sali-te, que ahora estamos [...].
Y después, les daba lo que fuera de comer, y los [hacía], los llevaba a la cueva. Y a los ermitaños, que hablabais antes, les dezía:
―Al santo no le doi nada, si querís a vosotros os daré de comer, pero el santo no come nada.
Y eso que era religioso, pero religioso. M’acuerdo yo porque era crío, iba con su nieto, y mos daba unas meriendas buenismas, nos hacía rezar, nos hacía santiguar, pero bueno. Como no se podía, pos teníamos que hacerlo.