[José]: Aún m’acordo, el más jugador de las carpetas de Cofita, a que no sabes quién era? Pablito. Sabía chugar a las carpetas, a la chira, a la monta, a to los juegos. 

[“A la chira” cómo era? Fer-la chirar, a golpes?].

[José]: “A la chira” era… Ponían una… Debajo, y ponían otra enzima. Tenías que sacar con unas carpetas, las de enzima, y después darle la vuelta a aquella. Y eso le llaman “la chira”. “Al palmo”, la pared. “Al palmo” la más espabiladeta era Consuelo Coracha, que en paz descanse. Entre que tenía el palmo un porque largo, más que nosotros, y un poqué tramposa…

[Iba espabilada].

[Y las feban de cartas viejas?]. 

[Cogeban los naipes viejos y feban las carpetas?]. 

[José]: Sí, sí, sí. Los cogíamos en casa, las doblabas, las partías, y después las doblabas y las hacías. 

[Ester]: Las cartas que no valían en el bar, se las daban a los…

[A los críos].  

[Ester]: Y en casa las hacían, y au!

[Y había otras más gordas? En otros lugares me hablaban de “chapones”].

[Ester]: Oh, había algunas así, de to la carta. De to la carta, ente dos cartas, t’acuerdas? De dos cartas hacían una. Enteras, sin doblar-las.

[José]: No, no, no.

[Ester]: Sí, no t’acuerdas? Yo sí que m’acuerdo, d’eso! Que había algunas que hacían así… Grandes!

[José]: N’había algunas que eran “carpetones” que les llamaban. 

[Pero de normal, “carpetas”].

[Ester]: Lo más esto eran las pequeñas.