Se trata de una compacta construcción gótica de nave única y ábside poligonal, reforzado exteriormente por contrafuertes. Cuenta, además, a los pies con un atrio de entrada y una torre de planta cuadrada y tres cuerpos en altura, así como una sacristía adosada a la cabecera.
La nave se cubre con bóvedas de crucería de distintos tipos y presenta capillas abiertas en el lado del Evangelio. En el último tramo de la nave se eleva el coro alto, cerrado por un antepecho con decoración renacentista de carácter clasicista, con una amplia escalera de subida que concluye en una monumental portada de acceso de madera.
El actual pavimento de madera que recubre la iglesia está colocado sobre un suelo enmorrillado, que forma motivos florales y geométricos.
Su fábrica es de sillarejo. En su exterior, muy sobrio, destaca la portada occidental cobijada por el atrio, abierta en arco carpanel rematado por gablete enmarcado por una moldura.
A la izquierda de la portada se encuentra, empotrado, un tímpano decorado con crismón, perteneciente a la antigua construcción románica, que fue sustituida en el siglo XVI por la actual gótica.
La capilla de los Aísa, segunda contando desde el presbiterio, acusa la influencia de la capilla renacentista de San Miguel, de la catedral en Jaca, realizada por el escultor florentino Juan de Moreto. Aunque su estructura arquitectónica es mucho más sencilla y retardataria, presenta elementos de interés como las pilastras cajeadas que enmarcan el acceso (ligeramente apuntado), el sencillo entablamento y el ático dispuesto entre volutas.
También la decoración de los elementos de madera del coro presenta similar influencia, que se ha atribuido al trabajo del escultor y mazonero Pedro de Lasaosa, discípulo de Moreto en Jaca.