La iglesia se sitúa en la parte noroeste del pueblo. Es un edificio de planta rectangular, con pequeñas capillas laterales, y cabecera semicircular orientada al este, junto a la que se adosa una torre de planta cuadrangular.
La parte más destacada es la cabecera, pues el resto de la iglesia sufrió grandes modificaciones en la época Moderna, que desfiguraron su aspecto original sin aportar, aparentemente, nuevos elementos específicos de interés.
La cabecera está realizada en sillarejo, y recorrida en su parte superior por un friso de baquetones, bajo el que se desarrolla una hilera de arquillos de tipo lombardo, con factura tosca mediante dovelas de desigual longitud. En la parte central del ábside hay una ventana en arco de medio punto con doble derrame.
Al interior consta de nave única, pequeñas capillas laterales, un breve tramo de presbiterio y cabecera. Estos dos últimos espacios son los únicos que conservan las cubiertas, siendo una bóveda de cuarto de esfera la del primero y un corto medio cañón la del presbiterio.
En la nave, además de las embocaduras en arco de medio punto de las capillas, que se cubren también con pequeñas bóvedas de medio cañón, pueden verse los testimonios de las sucesivas transformaciones que sufrió el edificio: una ventana cegada en arco de medio punto junto al presbiterio, una puerta también en arco de medio punto cegada en el muro del lado de la Epístola y, en el de los pies, una última abertura de medio punto, que pudo ser una antigua puerta, sobre la que se conservan embebidas en el muro las dovelas de un arco cegado situado a mayor altura; en el hueco de este último vano se colocó la pila bautismal.
Tuvo a los pies de la nave coro alto de madera, del cual se conserva únicamente la jácena.
Dentro de la iglesia, en el suelo de la nave principal hay una lápida de gran tamaño cuya inscripción que reza: «Esta sepultura es de Juan Pedro Calvo y sus herederos Año 1786». Las paredes, sobre todo en su ábside, presentan todavía restos de decoración pictórica en varios colores con motivos geométricos y florales.
La sacristía tiene una bóveda de arista elaborada cuidadosamente en tosca y las capillas laterales combinan la piedra tosca para la parte alta de su bóveda de medio cañón con la caliza en la parte baja y en los fajones.
La torre es de mampostería careada, de un único cuerpo, con estrechos vanos de medio punto para campanas (uno por lienzo) en su parte alta.
La parte románica de esta iglesia puede encuadrarse en el denominado "epigonismo larredense" a partir de los estudios de Esteban, Galtier y García Guatas. Se trata de edificios del último tercio del siglo XI, fruto de la expansión del estilo de las iglesias del Gállego por parte de maestros locales, modificándolas y simplificándolas. En la Jacetania comparte este rasgo con las iglesias de Banaguás y Lerés.