La iglesia de Santa Isabel o San Julián es un edificio prerrománico que ha sufrido ciertas modificaciones a lo largo de su historia. Consta de una sencilla nave rectangular, prolongada por una cabecera cuadrada.
Las partes conservadas de la construcción original están realizadas en sillarejo de considerable longitud, trabajado a maza con algunos retoques de puntero, asentado en hiladas bastante regulares con escasa argamasa, con un grosor de muros que ronda los 70 cm. Originalmente, tanto la cabecera como la nave se cubrirían con techumbre de madera a dos aguas.
Los vanos primitivos que se conservan se sitúan en el muro sur de la nave (una puerta y dos ventanas) y en el lado este de la cabecera (una ventana).
La puerta presenta al exterior un arco de herradura muy poco marcado, con dovelas de tamaños muy diferentes dispuestas de forma radial; reposa directamente sobre unas jambas rectas. Las ventanas adyacentes son de forma aspillerada, con derrame interno; han perdido su cierre y solo es visible en una de ellas un antepecho con seis escalones.
El vano de la cabecera es en arco de medio punto, sobre jambas rectas hacia el exterior y derramadas al interior. Presenta casi en su centro un estrangulamiento, a modo de celosía, realizado a base de lajas monolíticas, la superior de las cuales destaca por presentar inscrito un diminuto arco de medio punto.
La iglesia primitiva se completaba con dos bancos de piedra adosados a los muros norte y sur de la nave.
La primera reforma, realizada en el siglo XIII o XIV, consistió en el añadido del arco apuntado de sillería que refuerza la unión de la nave y cabecera, asimismo, se consolidaría y reestructura el primitivo sistema de cubiertas y se realizaría el pavimento visible en la actualidad.
La segunda reforma fue más importante y data del siglo XVIII, en que el edificio debía de amenazar ruina. Se reforzaron los muros de la cabecera y se sustituyó su cubierta por una bóveda de medio cañón. Se recreció el muro este de la cabecera. El muro de cierre de los pies también fue reconstruido, siendo ligeramente adelantado. Sobre el arco gótico de refuerzo se elevó un lienzo de muro que permitió asentar en él una nueva cubierta unitaria para toda la iglesia. Por último, en el lado sur de la cabecera primitiva se abrió una nueva ventana adintelada y derramada al interior.
La iglesia de San Julián es el último eslabón conocido del arte prerrománico de las tierras occidentales del primitivo reino de Aragón. Con diversas variantes, todas las iglesias pertenecientes a esta corriente artística se configuraron mediante una nave de planta rectangular y cabecera cuadrada, estando ambas estancias cubiertas con techumbres de madera a dos vertientes (iglesia de el Corral de Calvo, Santa María de Liena en Murillo de Gállego, Santa Eugenia de Luesia, San Adrián de Guasillo o San Jacobo de Ruesta). San Julián entronca con ellas en la organización general de su planta y en la forma y disposición de las ventanas del muro sur, pero supone un paso adelante al conseguir una manera adecuada de resolver la configuración del vano de la cabecera. También el antepecho escalonado de las ventanas de San Julián supone un avance en cuestión de plasticidad respecto a otros vanos como los de San Jacobo de Ruesta.
Según Fernando Galtier, San Julián constituye un eslabón decisivo entre el arte prerrománico de estas tierras y las iglesias del círculo larredense, que comenzarían a construirse inmediatamente después de ella. Aduce como elementos determinantes las características de su aparejo, la organización de su nave y la forma de su puerta y ventanas.