Construida en una calle en pendiente, es una casa de grandes dimensiones, con planta rectangular y tres pisos de altura.
Está construida con mampostería, que se encontraba revestida con mortero tradicional de cal y arena, todavía visible en una buena parte de la fachada.
En relación con su tamaño, presenta escasos huecos a lo largo de su fachada. Están además distribuidos de forma irregular debido a la pendiente del terreno, ya que en la parte baja esta permitió abrir un balcón en el piso principal y una hilera de ventanas en la falsa, mientras que en la opuesta solo hay ventanas en el primer piso.
La puerta está situada aproximadamente en la parte central de la fachada. Es un vano en arco de medio punto con dovelas de cierta anchura, cuyo tamaño va aumentando de forma simétrica a partir de la clave, rasgo que denota cierta antigüedad.
En la planta baja se abren además dos ventanas, con dintel, jambas y alféizares monolíticos.
A diferencia de ellas, las ventanas de la planta principal, tanto en la fachada principal como en la lateral, presentan alféizares de cierto vuelo, tallados con molduras escalonadas, e incluso una de ellas tiene un dintel saliente y moldurado a modo de guardapolvo. En esta planta debe destacarse también el balcón, abierto quizás en el siglo XIX, con solado de piedra sostenido por dos grandes ménsulas de madera.
Las ventanas de la falsa son sencillos vanos cuadrados. Remata la fachada un alero de tablas sobre canes de madera. Los de las esquinas, el punto más “vulnerable”, están tallados con figuras de cabeza de animal, con finalidad protectora.
Uno de los elementos más destacados del edificio es la chimenea. Realizada en piedra toba, es una construcción troncocónica, con doble anillo de protección en la parte baja para evitar la entrada de agua en la junta del tejado, salida de humos configurada mediante huecos rectangulares y remate plano coronado por espantabrujas vertical.