Situada sobre un escarpado cerro, unos pocos metros más abajo de la cima, con una amplia panorámica del valle del Cinca. Según la tradición, en esa peña hubo un castillo y tanto la ubicación como la toponimia parecen confirmarlo: bajo ese cerro, hacia el O, hay una pardina que se llama Socastiello. En ese caso, la ermita habría estado vinculada en sus orígenes a la fortificación, como es habitual en numerosos castillos de Sobrarbe y Ribagorza: Fantova o Pano, por ceñirnos al estilo de esta iglesia. Una inspección de la cumbre no arrojó ningún indicio material de la existencia de este castillo.
Manuel García Guatas recoge la tradición de que este emplazamiento se encontraba en las proximidades de un importante camino que, procedente de San Victorián y bordeando la Peña Montañesa, se dirigía, por la margen izquierda del Cinca, por Badaín, hacia Bielsa y Chistau.
Es un edificio en ruina total, del que solo se mantienen en pie la esquina SO (correspondiente a parte del muro de los pies y a la zona del muro lateral donde se situaba la puerta) y una pequeña parte del ábside, aunque el perímetro del resto de los muros es aún más o menos visible a nivel de suelo.
Estaba construido en sillarejo de distintos tamaños dispuesto en hiladas regulares.
Se trataba de un sencillo edificio de una nave, con cabecera semicircular orientada al E.
Dadas sus características estilísticas, la cabecera debía cubrirse originalmente con bóveda de horno, mientras la nave lo haría con madera a dos aguas, aunque no quedan restos que lo atestigüen.
En la cabecera, por el exterior, se conservan restos de un arquillo de medio punto y una larga lesena, lo que denota su filiación románico lombarda. También en la parte central del ábside pervive, en muy mal estado, un vano de medio punto en doble derrame. En el muro de los pies hay otros vanos: una pequeña ventana cruciforme a bastante altura, característica de este estilo; y otro situado bajo ella, adintelado y con derrame interno; entre ambos, en la parte central del muro está la jamba de lo que debió ser otro vano. Los restos de la puerta se abren en el muro S, próximos a los pies. Debió de ser en arco de medio punto.
Aunque ningún autor ha mencionado el tema, creemos que hay suficientes indicios para pensar que el edificio contó con una cripta inferior. Existen tres aspectos en los que no se ha reparado y que permiten proponer esta hipótesis: la existencia al S de la iglesia, frente a la puerta de acceso, de una abertura en el suelo de forma rectangular realizada en sillarejo, a modo de boca de paso subterráneo, de aproximadamente un metro de profundidad (a partir de aquí está colmatada de escombros); la apertura en el muro del interior de la iglesia, a la altura en la que debía estar el suelo (ya que es la altura a la que está la puerta), de una serie de mechinales para colocar vigas que sostendrían el piso, prolongándose el muro hacia abajo aproximadamente un metro hasta el nivel de escombro); y la inusual altura que por el exterior presenta el ábside, que evidentemente puede deberse a su adaptación al terreno, pero que puesta en relación con los otros dos factores puede revelar la existencia de una estancia inferior. Ciertamente no es habitual el acceso por el exterior a una cripta, pero es la única explicación razonable para ese elemento exterior que ningún autor ha mencionado.