Sobre una collado de escasa elevación al NO del núcleo.
Es una construcción cuyo aparejo es de sillarejo dispuesto en hiladas regulares y reforzado con sillares en las esquinas. Cubre con losa a dos aguas.
Consta de nave única, tramo presbiterial y ábside semicircular orientado al E.
Por el exterior el elemento más destacado es la decoración de tipo lombardo en el presbiterio y en la cabecera: lesenas prolongadas hasta el suelo unidas en la parte superior mediante arquillos ciegos de medio punto (cuatro en la parte central y dos en las laterales, así como en los tramos del presbiterio), coronados en la zona del ábside por un friso de dientes de sierra.
La parte superior del muro S de la nave presenta una hilera de huecos cuadrados dispuestos alternadamente a modo de ajedrezado, para los que se ha señalado una verosímil función de saneamiento de las cubiertas.
Hay dos puertas de acceso, una en el muro S y otra en el de los pies, ambas muy similares entre sí: en arco de medio punto, presentando al interior dintel monolítico coronado por tímpano hueco que abarca toda la superficie del arco. La puerta de los pies pudo estar cegada temporalmente, con un cierre del que se conserva actualmente la parte inferior.
Al interior, la cabecera se cubre con bóveda de cuarto de esfera, y el presbiterio y la nave con bóveda de cañón, encontrándose el presbiterio delimitado por dos arcos fajones; el fajón que lo separa de la nave es doble.
En cuanto a los vanos, existía una ventana en el ábside, probablemente de medio punto y doble derrame, que fue agrandada hasta convertirla en un gran vano cuadrangular. Asimismo, en el muro S hay dos ventanas de medio punto, la más próxima a la cabecera de derrame interno y la otra de doble derrame. Destaca la pequeña ventana cruciforme situada sobre la puerta de los pies, muy característica del románico lombardo.
Algunos autores (García Guatas, 1992) hablan de varios restos fragmentarios de pintura mural románica en el interior, en las zonas del ábside y del presbiterio. De todo lo citado por este autor, únicamente se conserva en el ábside una pequeña superficie con entrelazos de color rojizo. En el Museo Diocesano de Barbastro hay pinturas arrancadas en los años 80 consistentes en cruces y círculos pintados en colores rojizo y ocre.
Al exterior, en el muro N, junto a la esquina de los pies, tiene adosado un pozo (reciente) de recogida de agua de lluvia de planta cuadrada. En el hastial de los pies quedan restos de la conducción que llevaba el agua del tejado al pozo.
Sin pertenecer a la escasa nómina de edificios puramente lombardos de Sobrarbe y Ribagorza, realizados en el primer tercio del siglo XI, los historiadores han considerado tradicionalmente esta ermita, junto a la relativamente próxima de San Juan (o San Antón) de Pano, como los primeros ejemplos de continuidad del estilo de los maestros lombardos realizado por constructores locales tras la marcha de aquellos. Así, junto a soluciones tradicionalmente lombardas, como la decoración exterior, encontramos desarrolladas características locales como el abovedamiento con medio cañón.