Situada en un extremo del barrio de El Grao, exenta, con terreno libre ante su fachada principal, en el que se disponía la era y se conservan todavía los pajares.
Antiguamente era la mansión de los Broto. Esta vivienda fue construida a partir del siglo XVI, con ampliaciones hasta el siglo XIX, dando fruto a una de las casa fuertes de más solera del Alto Aragón. Su configuración actual dista del proyecto originario, probablemente apoyado en torres cuadriláteras angulares.
En la actualidad se trata de un inmueble de extraordinario interés, que integra en un solo bloque compacto numerosos elementos destacables, aparte de dos interesantes pajares situados a pocos metros de su fachada principal.
En esencia consta de vivienda, configurada por un gran bloque principal y numerosos añadidos posteriores, capilla y torre.
Todo el conjunto está elevado en mampostería de arenisca, salvo la capilla que lo está en sillares del mismo material, y cubierto por losa, en general a dos aguas.
La casa es un gran bloque rectangular, de cuatro plantas, que solo son visibles en la fachada principal, situada al este, en uno de los lados cortos del rectángulo. La fachada norte abre diversas ventanas y balcones, todos ellos de factura muy posterior a la construcción original de la casa. La que presenta mayor interés es la fachada este, mira a una plaza o patio abierto, y es señorial con aspecto macizo y ordenada en tres plantas más falsa. En primer lugar destaca la puerta, descentrada, en arco de medio punto con dovelas de gran desarrollo y arista moldurada; en su vertical hay un matacán defensivo apoyado en dos ménsulas de perfil convexo. También en el conjunto de vanos de esta fachada destacan dos ventanas, con decoración de moldura cóncava y sogueado.
Además debe destacarse un escudo, inserto en una ventana cegada. Tiene labra muy plana, lambrequines de cueros recortados con volutas y timbre de hidalguía. El cuerpo está rodeado por bordura con la inscripción: “BROTO FRUSTRATA NON DESINAM”. No presenta particiones, mostrando una encina con una flecha clavada en su copa; está rodeado por cueros recortados.
A esta fachada se adosa la capilla, dedicada a Santa María Magdalena, cuyos pies parecen insertarse en el interior de la casa. La cabecera es poligonal y, según testimonios recogidos, al interior la nave rectangular cubre con bóveda de crucería. Destaca la puerta, abierta al norte, junto a la puerta de la casa. Está coronada por frontón triangular sobre pilastras adosadas.
El muro que mira al norte da vida a ventanas de las mismas características y tres balconadas de apertura posterior, de brillante encalado y magnífico solarete de piedra. Bajo la cubierta de losa un par de agrupaciones de ménsulas pétreas aguantan tejadillos saledizos sobre otros tantos vanos, rasgo arquitectónico propio de la franja pirenaica. Alguna de estas ménsulas se decoró con toscos relieves de rostros humanos, puede que manchados con pintura rojiza.
El restante elemento de interés es el torreón, situado en el extremo opuesto, al oeste de la casa, con acceso exclusivamente desde el interior. Tiene planta circular y está elevado en mampostería con cubierta cónica de losas. No presenta ningún vano a excepción de las muy numerosas aspilleras de salida vertical con ensanchamiento circular centrado para armas de fuego.
Por último, son de gran interés los pajares contiguos a la fachada principal, con doble arquería en su fachada, que se repite en la estancia interior.