Se encuentra a los pies de la ermita del mismo nombre. Su emplazamiento resulta de interés ya que, al estar en un cerro que domina en todas las direcciones el término de Ejep, es un lugar muy adecuado para que el sacerdote bendiga los términos en la festividad de la Santa Cruz de mayo, según es habitual en numerosos núcleos.

Es una cruz muy sencilla, sin ningún tipo de interés artístico o arquitectónico, que ha sido catalogada únicamente por su valor etnográfico desde el punto de vista de las creencias populares.

La cruz propiamente dicha va inserta en un astil de madera. Es una sencilla pieza de hierro, con ensanchamiento circular en el nudo y brazos rematados por triángulo concluido en bola.