Los restos del castillo se encuentran en la cima del cerro de la Corona, formando un heterogéneo conjunto con las ruinas de la antigua iglesia parroquial y con la actual ermita de la Virgen de la Corona.
Concretamente, la fortificación se encuentra en los lados sur y oeste del cerro: en su frente sur, un lienzo de muralla con un cubo defensivo poco saliente; a continuación, una gran puerta de acceso en arco de medio punto datada en el siglo XVI; y, separada de esta unos metros, una gran torre de planta cuadrangular que, tras perder su función defensiva, pasó a desempeñar funciones de campanario de la iglesia parroquial, a cuyos pies se encuentra adosada.
La torre tiene planta prismática y denota, en su aparejo, al menos dos fases de construcción: a una primitiva torre cuadrada se adosaría por el lado sur un cuerpo trapezoidal, probablemente con funciones de refuerzo estructural, ya que es prácticamente macizo y no dispone de ningún acceso.
Está construida en sillería, con algunas piezas situadas a baja altura, sobre todo en el lado derecho del lienzo oeste, están dispuestas a tizón, lo cual podría indicar que el castillo se levantó sobre una fortaleza andalusí más antigua, cuyos restos quedarían integrados en la nueva obra. Está rematada por una galería de arcos de medio punto que debió de ser añadida en el siglo XVI, época de la que también parece datar una pequeña puerta adintelada situada en el lado norte de la torre.
En su interior, según Adolfo Castán, presenta una distribución muy irregular y pueden localizarse seis pequeños nichos, a los que atribuye una función funeraria.
En el frente sur del cerro se conservan, muy arrasados, unos metros del paramento de la muralla original. En ellos se integran los restos de una torre cuadrangular con alzado en ligero talud, realizada en sillería.
Junto a ellos se alza un lienzo de muro de sillería en el que se abre una gran puerta en arco de medio punto con grandes dovelas. En su frente presenta un escudo de la villa y la fecha de 1584.