Banastás es un pueblo totalmente reconstruido tras la Guerra Civil. Ubicado al norte de la antigua localidad, en su ordenación se optó por una trama urbana de tipo ortogonal organizada en torno a una plaza con los edificios administrativos, sociales y religiosos, en la que se emplaza la iglesia, y a un eje principal, la calle de San Andrés, que marca la dirección este-oeste y une la carretera con el centro del núcleo.
La iglesia se situó en el lado oeste de la plaza, presidiéndola con su portada y torre, y subrayando, así, visualmente el eje longitudinal de la calle principal del nuevo núcleo reconstruido.
La iglesia compone un conjunto con el edificio de los despachos parroquiales, adosado al ábside por uno de sus lados, y la vivienda del párroco, alineada con ella; estos dos edificios están comunicados entre sí por un paso elevado en arco bajo el cual discurre la calle, que otorga monumentalidad al acceso a la zona donde se encuentran los principales edificios públicos de la localidad.
En cuanto a la iglesia propiamente dicha, es un edificio de una sola nave con cabecera semicircular neorrománica orientada al norte. A los pies se encuentra la fachada principal, donde se encuentra, flanqueada por el cuerpo de la torre, en el ángulo este, y el del baptisterio, en el oeste. En el lado este de la iglesia hay una segunda puerta , precedida por un largo atrio porticado abierto mediante tres grandes arcos, que armoniza visualmente con las formas y trazados del pórtico del vecino ayuntamiento.
Al exterior, aparte del pórtico lateral, es destacable el juego de volúmenes que se establece en la fachada gracias al escalonamiento en altura de la torre, el cuerpo de la iglesia y el baptisterio. Asimismo, animan las fachadas los múltiples vanos de iluminación, que son óculos circulares en las naves laterales y una hilera de ventanas en arco escarzano rebajado en el hastial.
La portada principal, situada a los pies, al igual que la lateral, en el interior del atrio que da a la plaza, son también en arco escarzano rebajado.
Su interior es de una gran sobriedad, aunque su diseño está muy cuidado. Consta de una única nave, con una sola capilla lateral, y el ábside semicircular, separado de la nave por un arco triunfal de medio punto.
El ábside está cubierto mediante bóveda de cuarto de esfera. La nave, por su parte, lo hace a dos aguas, con forjado de vigas longitudinales vistas; está reforzada por tres arcos perpiaños de medio punto, que apean directamente sobre pilastras adosadas a los muros y dividen la nave en cuatro tramos.
En el segundo tramo de la nave, por el lado del Evangelio, se abre una capilla de escasa profundidad mediante una embocadura en arco de medio punto. Su interior es un espacio de planta rectangular cubierto mediante una bovedilla de medio cañón.
Tiene coro alto a los pies, cuyo frente está sostenido por un arco escarzano.
La torre, con acceso desde el interior de la iglesia, consta de dos cuerpos. El inferior, mucho más alto, tiene planta cuadrada y apenas cuenta con alguna pequeña ventana adintelada. El cuerpo superior, de planta octogonal, presenta en cada uno de sus lienzos un estrecho vano en arco de medio punto, la mayor parte de los cuales se encuentran cegados en la actualidad. En su interior es interesante la solución adoptada para pasar de la planta cuadrada inferior al octógono del piso superior, mediante unos elementos de perfil escalonado a modo de “trompas”.
El antiguo baptisterio es un sencillo edificio de planta rectangular, al que se accede desde el interior de la iglesia, a través de una puerta situada bajo el coro. Es un espacio concebido a modo de capilla y dividido en dos tramos desiguales que se cubren con bóvedas de arista.
El interior de la iglesia presenta señaladas similitudes con la iglesia de Banariés, también diseñada por el arquitecto Miguel Aranda, en colaboración con Julio Garrido, en 1945.