La denominada torre de La Carceleta se localiza en la esquina sureste del salón social de la localidad, a unos 25 m al sur de la roca de la Mota, el núcleo fortificado principal de la fortaleza andalusí de Labata, que a juzgar por su complejidad y por las noticias de las fuentes árabes debemos identificar como uno de los husun de la región de Wasqa. Dentro de este conjunto fortificado, la torre original formaría parte del recinto del hisn Labata, que por el sur defendía el mencionado reducto de La Mota.
La torre, que además de la defensiva tuvo a lo largo de su larga historia las funciones del cárcel y escuela, cuenta en su estado actual con una planta rectangular con las caras bien orientadas a los puntos cardinales, de unos 5,80 m en los lados este y oeste por unos 7,70 m a norte y sur, con alzado dividido en tres plantas y cubierta de tejado a una vertiente orientada al sur con alero a bocateja.
Este edificio, cuyo exterior fue restaurado en 2011, es fruto de varias fases constructivas, todas las cuales utilizan la piedra sillar de arenisca local de diferentes módulos y técnicas de talla. La fábrica original, conservada en la fachada occidental, en el extremo occidental de la norte y en la mitad oeste de la sur, se construyó con el típico opus quadratum de gran aparejo del norte de la Marca Superior, con bloques muy regulares asentados, por medio de finos tendeles de mortero de cal, básicamente a tizón, aunque con algunas sogas en los paños y en las esquinas. En ocasiones estos sillares presentan llagas oblicuas, de modo que los tizones muestran tendencia hacia las formas poligonales. Por otra parte, los bloques fueron terminados exteriormente con un almohadillado muy leve alisado delimitado por listel perimetral. En cuanto a sus medidas, los sillares originales cuentan con unas dimensiones muy regulares, de unos 0,30 m de altura y anchura en los tizones por una longitud de unos 0,90 m en las sogas, por lo que pueden clasificarse dentro del denominado módulo pequeño que encontramos en algunos tramos de la muralla de Huesca (Asensio, J. A.: 2011-2012, pp. 62-63). En virtud de este aparejo, podemos datar la construcción de la torre primitiva entre fines del siglo IX y mediados del X, a finales del Emirato y principios del Califato Omeya.
La torre primitiva, de época andalusí, tendría unas dimensiones menores, de en torno a 5,70 m en las caras este y oeste y unos 4,70 m en las fachadas norte y sur, a juzgar por las rupturas en el aparejo de estas dos últimas. En época medieval cristiana o ya en época moderna el edificio sufrió al menos dos reformas sucesivas, de manera que en un primer momento su base hasta el nivel del piso intermedio fue recrecida al exterior con una fábrica de sillares a soga con la última hilada biselada. Posteriormente, en una segunda gran reforma, la torre se amplió hacia el este hasta alcanzar las dimensiones que presenta en la actualidad, eliminando el primitivo muro oriental y prolongando unos 3 m las fachadas norte y sur con un aparejo de sillares irregulares seguramente reutilizados y con mampostería en algunos puntos de la cara norte.
En relación a los vanos, a juzgar por los restos conservados, en la actualidad existen dos accesos en la fachada occidental, uno a nivel de suelo y otro en la planta intermedia a la que se accede hoy por una escalera metálica, que son fruto de alguna de las mencionadas reformas llevadas a cabo a lo largo de la larga historia del monumento. En la cara meridional a la altura del segundo piso se abrió una gran ventana rectangular con dintel de madera, hoy restaurada, mientras que en la fachada oeste se dispusieron varias saeteras muy rasgadas, cuatro en el piso intermedio y otras dos en el superior, que parecen destinadas a armas de fuego, por lo que habría que identificarlas como resultado de alguna reforma de época moderna.