Desaparecida en la actualidad, era una casa de grandes dimensiones. Su fachada, que se elevaba sobre un zócalo de piedra hasta la mitad de la primera planta, se encontraba relativamente alterada respecto a sus características originales.

El elemento de mayor interés del edificio era su portada, de carácter muy monumental. Era una puerta en arco adintelado de piedra, flanqueada por jambas del mismo material y coronada por una estructura decorativa a modo de entablamento.

Las jambas se elevaban sobre una pieza saliente a modo de basa. Presentaban en su frente sendas semicolumnas adosadas, que estaban rematadas por un capitel decorado mediante molduras que se prolongaban a los lados a modo de impostas.

El frente del dintel mostraba decoración en relieve. A los lados de un motivo central rerctangular, a modo de pequeña hornacina, se disponían simétricamente dos pares de rosetas de seis puntas enmarcadas por circunferencias de distinto grosor; asimismo, también presentaban diferente tipo de relieve, siendo incisas las más próximas al centro y con bulto muy saliente las más exteriores. El conjunto esculpido estaba flanqueado por dos semicolumnas, que eran prolongación de las piezas que recorren las jambas.

Coronaba el friso un entablamento con decoración compuesta por una doble hilera de taqueado, a la que se añadían dos figuras antropomorfas en altorrelieve, situadas en la vertical de las semicolumnas mencionadas, a modo de remate.

En Loarre existe otra vivienda, casa Pola, cuya portada presentaba afinidades con esta en cuanto a su estructura compositiva. Sin embargo, los motivos decorativos no coincidían y tampoco presentaban una gran afinidad formal, pues la talla de casa Coarasa tenía un carácter más popular.