El edificio que alberga la almazara es una sencilla construcción de planta rectangular que se cubre con tejado a una sola vertiente, realizada en tapial de tierra sobre zócalo de sillería y con piedra sillar reforzando las esquinas y los muros con cadenas y esquinazos. La amplia puerta de acceso se sitúa en el centro del edificio, facilitando con este tamaño la entrada de los carros cargados de olivas.

En su interior se conserva la prensa de torno, la muela, los algorines con azulejos con el nombre de cada dueño, piletas, depósitos, canalillos y desagües necesarios para llevar a cabo todo el proceso de elaboración del aceite. Lo más llamativo del molino es la conservación de la prensa de libra, con una viga central que mide 12 metros de longitud y que cuenta con una inscripción donde aparece la fecha 1886.

Tanto el edificio como las piezas fueron restauradas hace pocos años manteniendo su estructura original. 

La producción de aceite se estructura según un proceso muy definido, que determina la distribución y configuración interior de las almazaras tradicionales.

Una vez recogidas las aceitunas llegaban al molino y se almacenaban en unos depósitos rectangulares, llamados algorines, reservados para los vecinos que compartían la explotación del molino y cuyos nombres todavía se conservan en unos azulejos.

Las olivas eran introducidas en la muela que era empujada con la ayuda de un animal, mula o asno, que giraba en torno a la balsa de moler moviendo la piedra que trituraba las aceitunas.

La pasta obtenida se colocaba en unas esteras circulares de esparto que eran apiladas una encima de otra para ser prensadas y así extraer el aceite. La prensa del molino de Castilsabás es una estructura realizada en madera cuya viga central mide 12 metros de longitud. Funcionaba como si fuera una gran palanca cuyo mecanismo era accionado por una gran piedra situada en la parte posterior, llamada quintal y que hacía de contrapeso, que era elevada mediante una viga de madera en forma de torno llamada husillo o caracol. A medida que los operarios hacían girar el husillo la piedra quedaba suspendida y de esta forma se hacía fuerza y se aplastaban las esteras de esparto con la pasta de olivas que estaban en el otro extremo de la viga.

El aceite corría por unos canalillos situados en la base. Después del prensado el aceite se dejaba reposar en unos depósitos llamados pilas de decantación y así las impurezas quedaban al fondo de las pilas.