Se trata de un conjunto fortificado elevado sobre la plataforma que corona un escarpado monte de paredes verticales y difícil acceso, con gran control visual sobre los pasos hacia la Hoya de Huesca desde el valle de Belsué y sobre el llano situado al sur.
El conjunto se dispone en dos niveles. En el inferior, al norte, en lo que sería el acceso al castillo, se alzan los restos de una torre y dos aljibes bajo un resalte de roca; en la parte más alta se localizan los restos de una segunda torre, una pequeña iglesia y vestigios de viviendas. Asimismo, al pie de la peña, en zona próxima al aparcamiento, se localiza un segundo despoblado medieval, con restos de viviendas y una iglesia románica, conocida como ermita de San Miguel.
La torre de la zona inferior servía para controlar el acceso al conjunto. De pequeñas dimensiones, tenía planta cuadrada. De ella se conservan 25 hiladas de sillares (unos 5 metros de altura), dispuestos a soga y esporádicamente a tizón, que configuran un muro muy estrecho (alrededor de 64 cm).
En sus proximidades hay dos grandes aljibes, excavados bajo un resalte de piedra de la plataforma superior, cercados con muro de piedra y protegidos por la plataforma rocosa. Son de planta rectangular, grandes dimensiones (20 m de longitud por aproximadamente 3 de anchura, y 1,10 m de profundidad, y presentan el interior revocado por mortero de cal para impermeabilizar la obra.
La plataforma superior tiene unos 100 m de longitud. En ella destacan los restos de una torre que, según se ha interpretado (Castán, 2007), pudo no terminar de construirse. Es de planta rectangular, con un escarpe escalonado en su parte baja del que arrancan los lienzos verticales de la fortificación. Se trata de un muro de doble hoja, muy grueso, de unos 2,10 m de anchura, realizado en sillería, dispuesta a tizón combinado con otras hiladas aparejadas a soga y cerrando a veces los huecos entre ambas mediante finas hiladas de piezas dispuestas de canto.
Se conserva la planta baja y el arranque del piso superior a esta, donde según piensa el mencionado investigador pudo interrumpirse la obra, dado que la conquista de Huesca en 1096 haría perder toda utilidad estratégica a esta fortaleza.
La planta baja parece haber estado ocupada total o parcialmente por un aljibe. Los muros de este piso conservan en su parte superior el arranque de una bóveda de medio cañón. Se accede a esta planta desde el exterior a través de una puerta en arco de medio punto, con pequeñas dovelas casi cúbica; sobre ella quedan restos de un estrecho vano también en arco de medio punto, que parece haber sido una ventana (único hueco existente en origen en la planta inferior, por una cuestión de lógica constructiva y defensiva).
Esta planta se comunicaría con el piso superior a través de una escalera intramural muy angosta, que, según opinión de Castán, nunca fue concluida.
Es muy probable que en su diseño original el acceso a la torre estuviera en alto, en la primera planta. Allí se conservan los restos de lo que parece haber sido la base de las jambas de una puerta.