Se trata de un edificio de singular aspecto, fruto de sucesivas ampliaciones y reconstrucciones. En origen fue un templo románico, del que se conserva parte del testero y la portada. Fue ampliado en el siglo XVI, momento al que parecen corresponder tanto el pórtico como la torre. Por último, en 1964-1965 se llevó a cabo una reconstrucción casi total que transformó sustancialmente el edificio.
Es un edificio de planta rectangular, de una nave, con testero recto en el que sobresale parte del ábside semicircular de época románica, orientado hacia el este. El muro de la Epístola está recorrido por un largo pórtico, en el que se intercala la torre.
El templo románico tenía unas dimensiones mucho menores que el actual, como lo demuestran las proporciones de su ábside. Este pudo estar construido en sillería, al igual que el muro donde se abre la portada, pero actualmente se encuentra enlucido.
El costado sur se encuentra recorrido por un largo pórtico, dividido en dos tramos por el gran volumen cuadrangular de la torre que se intercala en su parte central. Está abierto por sus frentes a través de una estructura arquitrabada y cubierto en su interior por un cielorraso plano reforzado por forjado de vigas. En el tramo más próximo a los pies, se abre una estrecha ventanita abocinada de arco de medio punto. También, una puerta adintelada que da acceso a la torre. Todo ello parece corresponder a la ampliación del siglo XVI.
En el tramo cercano a la cabecera se abre la portada original románica, parcialmente cubierta por la estructura de la torre. Está coronada por un arco de medio punto, con su intradós recorrido por una sucesión de baquetones que se prolongan en las jambas. Sobre el arco discurre un entablamento corrido moldurado que puede corresponder a la obra del siglo XVI.
La torre tiene tres cuerpos, elevados sobre un zócalo ligeramente resaltado. Los dos inferiores, correspondientes con toda probabilidad a la obra del siglo XVI, están construidos en sillería. Ambos tienen planta cuadrada y están separados por una fina imposta. El último cuerpo, de ladrillo, con planta hexagonal y pilastras en las esquinas, en cuyos paños se abren los vanos para campanas, es un añadido contemporáneo.
El interior se encuentra totalmente reformado, como consecuencia de la reconstrucción realizada la segunda mitad del siglo XX, y no conserva ningún elemento antiguo. Asimismo, durante estas obras la iglesia fue reorientada.