El castillo se asienta sobre un cerro, de 404 m de altitud sobre el nivel del mar, en cuya ladera sur se han encontrado restos arqueológicos correspondientes a la Edad del Bronce.

La fortaleza constituye un conjunto arquitectónico heterogéneo que responde a varias fases y cronologías, aún no bien definidas arqueológicamente, y cuyo origen podemos datar, con cierta reserva, en época altomedieval. Todo el conjunto surge en torno a un pitón rocoso de conglomerado de paredes verticales, avivadas seguramente de manera artificial, que corona un antecerro de relieve tabular con laderas notablemente escarpadas y de considerable altura con respecto al entorno, que dotan a la fortaleza de unas excepcionales condiciones defensivas. Consta de dos recintos sucesivos, uno de ellos en la parte interior y un recinto exterior adaptado al perímetro de la cima del cerro.

El citado pitón rocoso debió constituir el núcleo principal y más antiguo de la fortaleza. Sobre la cumbre del mismo se dispusieron una torre y un aljibe.

La torre, prácticamente arrasada, se sitúa en la parte occidental; es de sillares y en su cara oeste todavía subsiste un muro bien conservado.

El aljibe se sitúa en la parte oriental, parcialmente excavado en la roca y en parte elevado en mampostería, recubierto interiormente de mortero hidráulico del que subsisten notables vestigios, especialmente en una de sus esquinas, destinado a impermeabilizar el receptáculo. Estaba cubierto por una bóveda de sillería, de la que en la actualidad sólo se conserva el arranque.

Este reducto, en un momento indeterminado, se reforzó en buena parte de su perímetro con un muro de mampostería y mortero de cal dispuesto en talud para darle mayor solidez.

Este recinto interior tiene unas dimensiones de unos 25 m de longitud por 6 de anchura.

En torno a este recinto interior se construyó un segundo recinto en la parte noroeste, elevado con sillares y parcialmente contraterrero, en el que destaca un desagüe que permitiría evacuar la humedad del relleno interno de tierra. Ambos recintos estaban separados por un espacio interior en el que se conservan zonas de pavimento de losas.

El recinto externo se aprecia mejor en las caras meridional y oriental. En éste destaca la entrada al conjunto, que se realizaba por un portal provisto de arco de medio punto de dovelas muy rasgadas del que sólo subsiste la jamba oriental y el arranque del arco sobre la misma.

Las dimensiones del recinto fortificado exterior son de aproximadamente 60 m de longitud por 26 de anchura máxima.

Frente a la entrada, al exterior de la misma, destaca un murete en talud elevado con cantos de río aparejados en opus spicatum de gran vistosidad.