Ejemplar de arquitectura civil del renacimiento aragonés, con un volúmen en ele, profundamente extravertido. En efecto, todas sus fachadas presentan una gran variedad de sugerencias, dentro de su construcción íntegra de ladrillo. En planta baja se dispone un pórtico abierto hacia la plaza mediante tres arcos de medio punto y otro hacia el oeste, y de aquí se accede al interior a través de otra portada similar. En la otra fachada exterior existen en esta altura dos notables rejas de forja, una de ellas coronada. En la segunda planta encontramos una serie de huecos rectangulares, sin balcón, algunos de los cuales conservan un guarnecido de yeso. El nivel superior lo compone una galería de diecinueve arcos distribuidos en las cuatro fachadas- los dos que conforman la plaza y las de los extremos-. Son arcos de medio punto, doblados, vuelos con tres impostas de listel-en arranque del piso, en alféizar del hueco pequeño y a la altura de los sálmeres- y coronado por una cornisa de diferente factura en cada ala.