Descripción
Actualmente, los restos del humedal constituyen un paraje singular a pesar de su reducido tamaño, con un gran valor ecológico.
Este humedal está alimentado por una surgencia de aguas subterráneas cuyo caudal medio estimado es de 500 l/s.
Los receptores finales de las aguas son una serie de acequias de riego y sobre todo el río Jiloca.
La vegetación es la típica de las zonas encharcadas, o con nivel freático alto, y está compuesta por carrizos, aneas, sauces, chopos y álamo cano. La fauna acuática está formada sobretodo por el barbo, la madrilla y el cangrejo americano, en franca expansión en detrimento del autóctono. Las aves están representadas por la garza real, el zampullín chico, el ánade real y la polla de agua. En cuanto a los mamíferos, destacan la abundante rata de agua y la nutria.
Fuente
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BENEDICTO GIMENO, Emilio; Martín Domingo, Francisco. La Arquitectura del Agua en la Comarca del Jiloca. Inventario inédito, Centro de Estudios del Jiloca, Noviembre 2007.
Síntesis histórica
El proceso de roturación y humanización de los Ojos se inició con la construcción del Río Nuevo, posiblemente a comienzos del siglo XV, y la puesta en cultivo de las tierras húmedas de la margen izquierda del Jiloca.
En la segunda fase, tras la construcción de la acequia del Rey en 1772, se roturó toda la margen derecha del río.
La definitiva desaparición de los prados y bosques ribereños se produjo a comienzos del siglo XIX, cuando todas las parcelas que todavía quedaban en manos del Concejo fueron enajenadas y roturadas para hacer frente a los gastos de la Guerra de Independencia.