Es un edificio de planta cuadrangular y grandes proporciones, realizado en sillería. Situado en esquina, con fachadas a las calles Mayor y Mazaleón, se eleva en una zona de gran pendiente, debido a lo cual la fachada a la calle Mayor cuenta con tres plantas de altura y la que da a la calle Mazaleón con cuatro.
Se trata de una construcción del siglo XVI que ha sufrido numerosas reformas a lo largo de su historia, muchas de las cuales son visibles ya en sus fachadas.
En la fachada principal, a la calle Mayor, destaca la puerta de entrada, un enorme vano en arco de medio punto configurado a base de dovelas estrechas y largas. Está flanqueada por dos pequeños balcones correspondientes a una entreplanta. En la planta principal se abren tres grandes balcones adintelados, fruto de una reforma del siglo XVIII que supuso la eliminación de los vanos originales de tradición tardogótica, cuyos remates lobulados al parecer todavía podían verse sobre los dinteles del siglo XVIII antes de la reforma de 2005-2007. Tanto la planta superior, a base de parejas de vanos de medio punto de ladrillo, como el ladrillo, son producto de una reconstrucción llevada a cabo en 1939, ya que la parte alta del edificio quedó muy dañada por los efectos de un bombardeo; según puede verse en fotografías antiguas, el piso superior, que estaría dedicado a graneros, contaba con una galería de austeros vanos de medio punto que arrancaban de una imposta escalonada, y el alero constaba de dos secciones superpuestas de madera sostenidas por canes del mismo material.
La fachada que da a la calle Mazaleón presenta elementos similares a la principal, si bien cuenta con dos pisos configurados a base de balcones adintelados del siglo XVIII, debido a la mayor altura de esta parte de la casa.
El interior, muy reformado para su adecuación a sus actuales funciones, conserva sin embargo algunos espacios de elevado interés.
La puerta da acceso a un largo zaguán de planta rectangular cubierto con un artesonado de madera, con policromías que parecen datar de una reforma del siglo XIX.
El zaguán está cerrado por el fondo mediante una reja de hierro forjado, también producto de una reforma del siglo XIX, que lo separa del espacio ocupado por la luna o el patio renacentista.
Esta luna, que data del siglo XVI, es el elemento de mayor interés del interior del edificio. Consta de dos plantas: en la inferior se ubican cuatro altas columnas acanaladas, en torno a las cuales discurre la gran escalera, con pretil macizo de piedra. El piso superior, cerrado mediante balaustrada, cuenta con arquerías de medio punto, con decoración de estucos en las enjutas y trasdoses de los arcos, que apean en columnas acanaladas. En torno a esta luna se distribuirían originalmente las estancias principales del palacio.