Descripción
El enclave se sitúa junto a una amplia hoya, en la cabecera del barranco de los Charcos, curso intermitente que desagua en el río de los Paraisos (tributario del río Torrijas, en la cuenca del Mijares). Ocupa una suave loma, totalmente desprotegida, en el límite occidental de dicha hoya, en la divisoria de aguas con el barranco de Santa Margarita, que desagua en la Rambla de Abejuela, tributaria de la margen izquierda del río Tuejar, tributario a su vez del río Turia. Se asienta sobre un sustrato formado por calizas y calizas margosas del Malm, sometido a moderados procesos erosivos favorecidos por intervenciones antrópicas; en ese espacio se detecta la presencia de formaciones de vertiente asociadas a procesos morfoclimáticos con significativa componente periglaciar. En este emplazamiento domina la sabina rastrera y las herbáceas.
Uso del suelo: Ermita y pastos.
La ermita, antigua iglesia parroquial, se sitúa en la parte más alta de la loma. Las estructuras circundantes (corrales y/o posibles restos de la aldea bajomedieval) se asientan en un rellano contiguo, al Sur y al Este de dicha loma.
Templo realizado con fábrica de mampostería trabada con cal, con sillares en las esquinas. Posee una sola nave, dividida en cuatro tramos mediante arcos diafragma, que sustentan una sencilla techumbre de madera con tejado a doble vertiente. Posee portada abierta en la fachada meridional, con sencillo arco de sillería de medio punto. Actualmente posee un atrio, parcialmente cerrado, con dos columnas de sección cuadrada; la iglesia medieval también debía disponer de un atrio, como lo demuestran los canecillos conservados en la fachada. El conjunto ha sido objeto de sucesivas agregaciones y reformas durante la Edad Moderna y Contemporánea. En el rellano contiguo se aprecia la existencia de diversos amontonamientos de piedra y tierra, algunos de los cuales configuran amplios espacios que podrían estar vinculados a la presencia de corrales o parideras, aunque no se puede descartar que otros muros de mampostería de doble hoja, más aislados y con menor cota conservada, se asocien al antiguo despoblado medieval.
Restos muebles asociados
Dentro de la escasez general de materiales, se detecta la presencia de cantarería y cerámica común de posible filiación bajomedieval, aunque dominan los materiales de Edad Moderna y Contemporánea.
Fuente
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QUALCINA, . Inventario del patrimonio medieval de la comarca Gúdar-Javalambre. Inventario inédito, Comarca de Gúdar-Javalambre, 2010.
Bibliografía
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BENITO MARTÍN, Félix. Inventario arquitectónico: Teruel. Zaragoza: Diputación General de Aragón, 1991.
Síntesis histórica
Conjunto formado por una ermita bajomedieval y los restos de diversas estructuras, parte de las cuales podrían corresponder a un asentamiento de esa misma cronología. El conjunto podría tratarse de Almansa ó "Salmança" (topónimo árabe "la mitad del camino"), aldea de la Comunidad de Teruel que Jaime I ordena repoblar el 8-5-1262 al Concejo de Teruel. En el monedaje de 1342 figuran 33 "vecinos fiscales", cifra muy elevada, similar o superior a algunos núcleos de población de la Comarca (como San Agustín o Fuentes de Rubielos) que han subsistido hasta nuestros día. La epidemia de peste, la Guerra con Castilla y la crisis económica podrían ser la causa de que en el monedaje de 1385 el número de vecinos fiscales descendiese hasta 7, con una disminución de casi el 80 %, relegando a esta aldea a los últimos puestos de la Comunidad de Teruel. La situación no mejoró en los años siguientes; aunque los jurados de Almansa nombran representante para la plega de la Comunidad de Teruel de 1487, la aldea ya no aparece en los fogajes de 1488 y 1495, volviendo a estar presente, de forma efímera, en el de 1543, con 3 fuegos. La tradición oral cuenta que este enclave, situado en un paraje totalmente desprotegido a 1.490 m.s.n.m., se despobló debido a una intensa ola de frío, emigrando sus habitantes al actual pueblo de Abejuela. En Almansa se estableció una de las aduanas existentes entre el Reino de Aragón y el de Valencia. Se documenta la existencia de problemas de amojonamientos respecto a la vecina aldea de Andilla, por lo que en 1322 Jaime II ordenó reparar los mojones, aconsejando ponerlos más espesos a fin de evitar nuevas disputas en el futuro; los conflictos por las lindes con diversos lugares y villas del Reino de Valencia persistirán durante toda la Baja Edad Media, heredándolos posteriormente Abejuela y prolongándose hasta bien entrada la Edad Moderna. La ermita de Santa Margarita podría identificarse como la antigua iglesia parroquial, ya documentada en las Rationes de 1280. En cuanto a las distintas estructuras circundantes, no es posible determinar en que medida se tratan de los restos de la aldea medieval o de instalaciones pecuarias (corrales) que reaprovecharon el emplazamiento.