A los pies del actual templo, en la parte alta del edificio.

La obra del archivo consiste en dos habitaciones abovedadas, cerradas con una puerta reforzada con planchas metálicas, cuyas tres llaves se reparten entre el alcalde, el cura párroco y el juez. El archivo tiene dos espacios diferenciados: la primera de las estancias cuenta con un ventanal y un banco corrido a lo largo de los muros y ventana de la estancia, mostrando su función como sala noble, de consultas, trabajo e incluso posibilitando reuniones exclusivas de los cargos de la Comunidad; en el muro norte se tallaron cuatro nichos (los almarios citados en los inventarios) que contenían los Fueros y libros de privilegios más significativos. Unas escaleras de piedra salvan el desnivel con la estancia contigua, la cual se trataba del depósito del archivo propiamente dicho, cerrada a su vez por otra gruesa puerta forrada de hierro, en donde se guardaron los documentos administrativos, el grueso de documentación e incluso sumas de dinero de la Comunidad. Tan solo una pequeña aspillera daba luz a la estancia. Al exterior la ventana principal del archivo se cierra mediante una magnífica reja adosada a los muros exteriores, también del siglo XV. Consiste en una serie de nueve barrotes verticales de sección rectangular, atravesados por otros once barrotes de sección cuadrada, formando una especie de parrilla. De cada una de las cuatro esquinas salen sendas cabezas de animales con la boca abierta. Es una de las piezas de rejería más antiguas e interesantes de la comarca. En la actualidad se accede a este espacio desde la tribuna que se desarrolla sobre el coro, quedando oculta tras la obra barroca. En origen se accedía mediante una estructura de madera que apoyaba en tres modillones de piedra.

 

Archivo de la Comunidad de aldeas de Teruel, en el que se encuentra buena parte del Patrimonio Documental Medieval de la Comarca