El enclave se ubica en la divisoria de aguas entre el curso principal del río Rubielos y el barranco de los Caños, subsidiario del anterior. Ocupa la cumbre de un alto cerro, conformada por una cuesta de calizas mesozoicas, fuertemente inclinada y fracturada por una falla. El enclave es afectado por procesos erosivos por arroyada difusa, que en la actualidad tienen una moderada entidad, aunque han dejado al descubierto el sustrato geológico en diversos puntos. Este cerro se encuentra cubierto por pinar de repoblación. La masía se encuentra en un claro del pinar, con matorrales y herbáceas. El punto seleccionado para situar el enclave tiene una extraordinaria visibilidad, siendo, a su vez, visible desde la mayor parte del término municipal.
Uso del suelo: Pinar de repoblación.
Ermita gótica de planta rectangular, levantada en mampostería trabada con cal y con sillar de buena factura en las esquinas y en los arcos diafragma, de traza apuntada. Tiene una sóla nave con tres tramos más la cabecera. Exhibe doble puerta de acceso por el muro de la epístola. La del primer tramo muestra puerta adintelada abierta en fases postmedievales. La entrada principal está en el siguiente tramo; tiene sendos arcos rebajados de sillería al interior y al exterior, pudiendo corresponder este último a una reforma posterior; en el interior son visibles todavía los huecos de los goznes y los del sistema de trancas. En el tercer tramo se conserva una ventana de culto construida tras la reforma del templo, con visión directa del altar. A la derecha se dispone otro vano, apuntado, estrecho, y de labra tosca, que al interior es de medio punto y con gran derrame. En el muro de los pies hay una antigua ventana de culto cegada, adintelada al exterior y en arco rebajado con amplio derrame hacia el interior. Coronando este paramento existen restos de una espadaña.
El interior del edificio está deteriorado, habiendo perdido la cubierta que debió ser de madera, y que descansaría sobre los arcos diafragma. El arco del segundo tramo mantiene en pie sólo los arranques. El primero de estos tramos está cegado y posiblemente utilizado el espacio con alguna función relacionada con la ermita. La cabecera tuvo en el momento final tres altares, acualmente muy deteriorados. Adosado al muro y justo en el centro se abre una hornacina barroca que albergaba la imagen de la santa titular. A la izquierda de está hay varias piezas de sillería, una de ellas con decoración escultórica, que fueron reutilizadas como repisas para el altar. Todos los muros aparecen revocados al interior y perfilados, imitando el trabajo de la sillería.
El edificio presenta tres fases constructivas diferenciadas:
1ª Fase gótica, a la que corresponde el grueso de la obra.
2ª Reforma de 1571-72. Posiblemente en ese momento se modifica la estructura original del templo, segregando el tramo de los pies, cerrando la ventana de culto y abriendo una nueva ventana de culto en la cabecera. También es posible que de este momento date el arco exterior de la portada.
3ª Reforma barroca. Aparentemente de menor entidad que la anterior. Es posible que consistiera en la remodelación de la hornacina del altar central y en otras remodelaciones en elementos decorativos.
Por último, hay que destacar la presencia de un resto escultórico gótico, seguramente del siglo XV que pudiera corresponder a un altar de piedra. Presenta bastantes similitudes con otros restos de la colección de José Gonzalvo. Está labrado en tres de sus caras, y muestra tres personajes esculpidos bajo arcos trilobulados. En el centro se representa a Jesucristo con las manos cruzadas, y con el pecho descubierto. A la izquierda hay una figura femenina con vestido de amplios pliegues, y en actitud orante. A la derecha aparece una figura masculina también con pliegues ampulosos y sin identificar. Conserva algunos restos policromados. El sentido iconográfico de la escena se desconoce, aunque podría relacionarse con la representación del Ecce Homo.