Descripción
Dentro del recinto de la primitiva fortaleza, en la parte alta del núcleo, se encuentra este templo compuesto de una nave de cuatro tramos separados por cuatro arcos diafragma apuntados sobre los que apoya, en sentido transversal, la cubierta de madera. Los arcos apoyan en pilastras laterales por medio de grandes impostas de cuarto bocel. La cabecera es de planta semicircular con una ventana, de gran derrame, aspillerada en el exterior. Este espacio se cubre con bóveda de horno y está recubierto, en parte por pinturas murales medievales. el acceso principal se produce en la fachada de los pies, desciende hacia la nave con una gran escalinata puesto que el terreno está muy elevado con respecto al del templo, debido a la pendiente de la ladera en la que está construido. La portada, muy abocinada, presenta cuatro arquivoltas y jambas lisas, con la imposta volada. Al exterior se marcan los contrafuertes y una sencilla cornisa, que en el ábside es de canes con forma de nacela. Hay otra pequeña portada en el lado de la epístola.
Fuente
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MUR SAURA, Ricardo. Ermitas y santuarios vivos en la diócesis de Jaca: Apuntes para la Escuela Diocesana de Formación Cristiana. Trabajo de investigación inédito, Obispado de Jaca, 2013.
Bibliografía
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ACÍN FANLO, José Luis. Arte religioso del Obispado de Jaca: Arquitectura románica. Siglos X-XI, XII y XIII. Vol. 6. Zaragoza: Prames, 2010.
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FACI, Roque Alberto. Aragón, reyno de Christo y dote de María Santíssima. Zaragoza: Diputación General de Aragón, 1979.
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GARCÍA GUINEA, Miguel Ángel; Pérez González, José María. (dir.). Enciclopedia del Románico en Haragón: Zaragoza. Aguilar de Campoo: Fundación Santa María la Real, 2010.
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LACARRA DUCAY, María del Carmen. Pintura gótica en las Cinco Villas. Historia de una recuperación. Suessetania. 1994-1995 , nº 14, p. 136-143.
Síntesis histórica
El origen de la construcción podría fecharse en torno al siglo XIII.
Tradiciones
La principal ceremonia vinculada con la ermita se celebra el 25 de marzo, festividad de la Anunciación.
Roque alberto Faci refiere en el siglo XVIII que, aunque la imagen había sido muy venerada desde siglos atrás, su culto se reavivó a raíz de unas rogativas de lluvia realizadas con éxito en 1717.