Se encuentra en la cima de un pequeño cerro, situado en las proximidades de Huesca. La ermita domina el paraje de Alcoraz, donde tuvo lugar la batalla entre musulmanes y cristianos que concluyó con la conquista de Huesca por parte de Pedro I, según la tradición gracias a la intervención milagrosa de San Jorge.
La iglesia tiene adosada por la cabecera la casa de los ermitaños, que configura un bloque totalmente unitario con el cuerpo de naves.
Es un edificio de planta rectangular, con tres naves y cabecera plana, más una torre y un pórtico situados a los pies. Está realizado en ladrillo, con los paramentos encalados.
Al exterior es un edificio muy sobrio, en el que el elemento más llamativo es la desordenada agrupación de volúmenes producida por el sucesivo añadido de diversos contrafuertes a lo largo de la historia. También destacan los dos cuerpos adosados a los pies. La torre se sitúa en el lado de la Epístola, con planta poligonal que pasa al cuadrado en el segundo cuerpo y es rematada por un chapitel piramidal. El pórtico es una sencilla obra de planta cuadrangular, totalmente abierto por tres de sus lados mediante vanos adintelados y con cubierta a tres aguas que apea en pilares cuadrados. La portada es adintelada, enmarcada por una sencilla moldura.
El principal interés de la ermita radica en su espacio interior. Se trata de un espacio unitario, de tres naves de igual altura y diferente anchura (la central tiene mayores dimensiones), separadas por pilares cruciformes que dividen el espacio en tres tramos. Todos los espacios están cubiertos por bóvedas de crucería estrellada de complejo trazado, con terceletes y combados; las claves de las bóvedas, de yeso, están labradas con motivos vegetales y geométricos. Los muros perimetrales están recorridos por un banco adosado, sobre el que apoyan columnas semiempotradas en los paramentos del edificio; junto a estas aparecen escudos de Huesca y Aragón y representaciones de san Jorge y de los cuatro evangelistas.
Tiene coro alto a los pies, aunque únicamente en la nave de la Epístola. Sostenido por un forjado de maderos vistos, el frente es adintelado y se inspira en los entablamentos clásicos, con una sencilla decoración de triglifos.
Se trata de uno de los ejemplos más interesantes de las iglesias de planta de salón aragonesas. En la clasificación establecida de esta tipología, basada en el tipo de soportes, San Jorge se incluye en el modelo de iglesias con pilares fasciculados, en el que también se encuentran la Seo de San Salvador de Zaragoza, la catedral de Barbastro, la parroquial de Ibdes y las colegiatas de Bolea y Daroca.