El edificio tiene los muros de mampostería de grandes bloques con esquinazos y fachada de sillería de piedra caliza blanquecina. La fachada monumental está cobijada por un arco de medio punto de tipo clásico, con dos pares de columnas toscanas y entablamento con triglifos y metopas. Sobre la portada hay una hornacina con la imagen de San Pedro. En la fachada hay un gran arco sobre el que se ubica un mirador de ladrillo cubierto por vigas de madera con ménsulas de voluta.
El interior de la iglesia es rectangular, con tres naves de dos tramos de igual altura y crucero alineado con las naves laterales y ábside semicircular. Tiene coro alto a los pies, sobre atrio. Se cubre con bóvedas vaídas decoradas con casetones ochavados y cruciformes, soportadas por pilares cruciformes de piedra sillar.
El retablo mayor está dedicado a San Pedro Apóstol. Está pintado al temple sobre tabla hacia 1430. Tiene banco y cinco calles. Las pulseras están sin decorar y en las entrecalles se pintaron pequeñas imágenes de profetas y santos.
El banco tiene seis tablas con escenas de la Pasión y un hueco en el centro un sagrario. Las escenas de la Pasión son: Beso de Judas, Cristo ante Caifás, los azotes en la columna, el Camino del Calvario, Descendimiento y Resurrección.
La calle central lleva una Piedad en la parte baja, una gran tabla de San Pedro en la casa central y el Calvario en el remate.
En las calles laterales tiene ocho tablas que narran la vida y el martirio de San Pedro: Duda en el mar de Tiberiades, Aparición de Cristo a San Pedro en la vía Apia de Roma, San Pedro y San Pablo en prisión, San Pedro ante el juez, el santo conducido al lugar del martirio, Crucifixión de San Pedro, Descendimiento de su cuerpo y Entierro del santo.
Las cuatro escenas restantes están dedicadas a la Virgen y son la Anunciación, el Nacimiento de Cristo, el Patrocinio de la Virgen y la Adoración de los magos.
Este retablo mayor es anónimo pero se atribuye al llamado maestro de Langa.
En la zona del evangelio se localiza el retablo de la Virgen del Tocón del siglo XV en la zona del presbiterio, el retablo del Santo Cristo de mitad del siglo XVII, el retablo de la Asunción del siglo XVII y el retablo de la Virgen del Pilar de finales del siglo XVIII.
En la zona de la epístola se localiza el retablo de la Virgen del Rosario del siglo XVII en la zona del presbiterio, el retablo de San Francisco Javier de principios del siglo XVIII, y el retablo de San Roque del siglo XVII. En el último tramo de la epístola se localiza una pila bautismal de piedra encuadrada bajo una mazonería de retablo.
Reconstruida a finales del siglo XVII, presenta una singular posición dentro del barroco zaragozano tanto por su estructura arquitectónica como por su decoración.