El edificio forma parte de la antigua fábrica de sal de Alcalá de Ebro, en activo hasta 1964, donde se recibía la sal extraída de las minas de Remolinos, en la margen opuesta del Ebro, a través de un teleférico que cruzaba el río. Esta fábrica, que ya existiría a principios de siglo, se hallaba integrada por una serie de instalaciones conectadas por raíles: molinos, almacenes, locales para maquinaria y motores, tolvas de sal, fragua, vivienda, corrales, cuadras y depósitos de agua.

El edificio que se ha conservado es la estación terminal del teleférico, y se trata de una potente construcción única en Aragón, a base de dos amplias vertientes sujetas con contrafuertes de hormigón armado que apoyan en un bajo muro. Es de gran interés ya que conserva aún los raíles en su parte superior, y uno de los vagones de transporte.

La introducción de modernas técnicas para la explotación de las minas de sal de Remolinos fue llevada a cabo por la compañía inglesa Pure Salt Ltd. en 1901, quienes además tendieron un cable aéreo de 7 km de longitud para el transporte de sal desde Remolinos hasta la fábrica de Alcalá de Ebro; de este tendido aún se pueden observar también algunos pilares que sostenían el tendido, como el que hay en el río Ebro en la localidad de Alcalá.