Descripción
"Zafarache" es la palabra local para designar una pesquera. Una pesquera es un receptáculo excavado en tierra de formas y tamaños diversos (de sección circular de 1 a 2 m de diámetro o rectangular con una superficie que podía alcanzar hasta 10 x 3 m), próxima a un cauce de agua, generalmente una acequia, que permitía la entrada y salida continua del agua para mantener viva en su interior la pesca capturada hasta el momento de ser vendida.
Pescadores de oficio han dado noticia de la existencia de zafaraches en diversos lugares, por ejemplo en el costado norte de Sástago, junto a la acequia del mismo nombre, situados bajo una plataforma de arenisca en saledizo. En este caso se trataba de zafaraches rectangulares con la superficie revocada en mortero. La remodelación urbanística que ha sufrido esta zona del pueblo ha hecho que se destruyeran.
El único ejemplo visible que se ha encontrado es el ubicado en el conjunto hidráulico de Alforque. Se trata de un cubo de seción circular irrregular, forrado con mampostería y con un diámetro entre 1,5 y 2 m.
Se utilizó fundamentalmente para conservar anguilas. La pesca de la anguila se concentraba en unos 15-20 días al comienzo del otoño. Una vez capturadas podían sobrevivir apiñadas en el zafarache hasta 30 días. Durante este tiempo se abría temporalmente, desde la acequia, un canalillo en la tierra que permitía la entrada continua de agua.
(Véase apartado Prácticas y creencias)
Fuente
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PUYOL IBORT, Marta. Inventario de patrimonio arquitectónico de la Ribera Baja del Ebro. Inventario inédito, Comarca Ribera Baja, 2006.
Bibliografía
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BOLEA AGUARÓN, Francisco; Puyol Ibort, Marta. Arquitectura hidráulica y usos del agua en la Ribera Baja del Ebro [En línea]. Quinto: Comarca de la Ribera Baja del Ebro, 2012.[Consulta: 18 de septiembre de 2025]. <http://www.dehuesca.es/~sipca/IMAGEN/documentos_web/BDPCA_22.pdf>.
Síntesis histórica
No es necesariamente contemporáneo al resto de edificaciones. La datación es indeterminada.
Prácticas socioeconómicas
Para los habitantes de la ribera del Ebro la pesca constituía una actividad complementaria y para algunos la principal actividad económica.
Los zafaraches se utilizaban fundamentalmente para almacenar anguilas con vida hasta el momento de ser vendidas.
La anguila nada más nacer en el mar inicia una migración hacia las cuencas altas de los ríos. Una vez alcanzado el estado adulto vuelve al mar para aparearse. Era en este momento, coincidente con los primeros días del otoño, cuando se pescaban. La captura solía hacerse por las noches colocando mangas desde las barcas y en los canales de desagüe de noriales y molinos.
Almacenadas en los zafaraches, se les iba dando salida vendiéndolas en los mismos pueblos de la ribera, donde las preferían vivas por lo que tenían que dispensarse en toneles llenos de agua, y a los pueblos alejados del río, preferentemente en dirección de Azaila.
La construcción del embalse y presa de Mequinenza imposibilitó que estos animales pudieran realizar en el cauce del Ebro y de sus afluentes la migraciones habituales de su ciclo vital.