El molino se encuentra en la confluencia de dos pequeños barrancos, los de San Felices y Rabosera (o Pituelo), que lo alimentaban con sus caudales.
Se trata de un conjunto de gran envergadura y magnífica calidad constructiva, que presenta un elevado interés a pesar de su avanzado estado de ruina.
Consta de dos edificios adosados de planta rectangular, el molino propiamente dicho y una construcción auxiliar, más una enorme balsa con un cubo de cantería en su extremo que se dispone en la parte trasera del molino.
El edificio que albergaba el molino propiamente dicho tiene planta recta rectangular, de unos 12 x 3 m. Está realizado en sillería. La puerta se abre en la fachada este, coronada por un gran dintel monolítico sobre ménsulas molduradas que presenta la inscripción: "TRAZARON ESTA OBRA JUAN XIMENEZ MOLINERO Y JUAN (ilegible) 1645". El interior, que se encuentra hundido e invadido de vegetación, estaba dividido en dos estancias; la del fondo, de menor tamaño, era la sala de molienda.
Bajo la sala de molienda se encuentra el cárcavo, una corta galería abovedada con medio cañón de sillería (3 x 2,5 m), al fondo de la cual se conserva visible la boca del saetín, a través del cual penetraba el agua que movía el rodete. La embocadura del cárcavo es en arco de medio punto.
El edificio auxiliar adosado al molino está realizado con mampostería y tiene menores dimensiones, pues su parte trasera, correspondiente a la sala de molienda de la otra construcción, está ocupado por el cubo. La parte superior de la puerta ha desaparecido, aunque también parece haber contado con un dintel monolítico, que apeaba en jambas de sillería. Aparentemente, no contó con ninguna división interior.
Situada en la parte trasera del conjunto, a una cota ligeramente superior, la balsa es una obra de enormes dimensiones y gran calidad constructiva. Tiene planta en forma de rectángulo cuyos lados, a partir de cierto punto, trazan un quiebro para irse aproximando oblicuamente y configurar un a modo de embudo en su tramo final. Sus dimensiones son de aproximadamente 50 m de longitud por 25 de anchura máxima, y su profundidad iba decreciendo desde los 3 m en el vértice del “embudo” hasta los poco más de 50 cm del extremo opuesto. Está realizada con sillares de buena cantería, que configuran unos muros de aproximadamente 1,50 m de espesor.
En el extremo más próximo al molino, los muros de la balsa confluyen en un cubo semicilíndrico de cantería de 3,60 m de profundidad, que comunica con el cárcavo y cuya finalidad era otorgar una mayor presión al agua que penetraba en este. En su parte inferior puede verse parcialmente la embocadura del saetín, que conducía el caudal al interior del molino, en arco muy rebajado de buena cantería.
La balsa podía ser abastecida indistintamente con agua de los dos barrancos contiguos, según el caudal que portara cada uno de ellos.