Gurrea de Gállego dispone de dos importantes conjuntos de bodegas subterráneas, situadas en cerros arcillosos a las afueras de la población, uno en el extremo este (al otro lado del río Sotón) y otro en el oeste. Aunque en ambos sectores las bodegas y sus construcciones anexas presentan similares características, puede destacarse que el conjunto oriental cuenta con un número mayor de bodegas, estas presentan al exterior una obra construida de mayor envergadura y están en muchos casos adosadas las unas a las otras configurando un espacio de algún modo “urbanizado”, a modo de “calle”.
Al igual que sucede en localidades próximas, como Almudévar o Alcalá de Gurrea, las bodegas de Alcalá pueden ser de dos tipos: las dedicadas exclusivamente al almacenamiento del vino y las que se usan para la elaboración y el posterior almacenamiento del vino; en este segundo caso, que es el más frecuente frecuente en esta localidad, la bodega propiamente dicha cuenta con otras estructuras asociadas, como la pisadera, el lagar y el laco.
Todas ellas son bodegas excavadas en taludes de escasa altura. A diferencia de otras localidades, en Gurrea al exterior están protegidas por pequeñas construcciones de obra, a modo de “casetas”, realizadas en mampostería y cubiertas con teja, en general a un agua. En ellas se abre un acceso, generalmente adintelado, aunque en algunos casos puede tener un trazado en ángulo. En los casos en los que las bodegas están acompañadas por estructuras de producción de vino, en el muro de mampostería, en las proximidades de la puerta de acceso, hay una ventana cuadrangular, que da acceso a la estancia en la que se encuentran la pisadera y el lagar.
Como se ha indicado, y especialmente en las bodegas del sector oriental, muchas de las bodegas están adosadas entre sí, configurando un frente construido continuo.
Al interior suelen ser galerías de estructura muy sencilla, picadas directamente en la archilla del terreno y sin ningún refuerzo. A lo largo de la galería, a ambos lados, se abren pequeños ensanchamiento o cubículos para depositar las cubas.
Estas galerías disponen de una abertura cenital que sirve como respiradero, pues existe un conducto de ventilación excavado en la colina, que al exterior se encuentra cerrado por una estructura cilíndrica de mampostería con pequeñas aberturas (a modo de "chimenea"), que se denomina en esta zona "fumero".
Los espacios donde se encuentran las estructuras para la elaboración del vino pueden estar adosados a la bodega o encontrarse exentos y separados de ella.
En el primer caso, que es el más frecuente en Gurrea, están excavados en un lateral de la bodega y cuentan con un acceso a través de una pequeña ventana abierta en el frente de obra del conjunto de la bodega. En primer lugar se encuentra el espacio denominado “pisadera”, donde se pisaban las uvas introducidas por la ventana. De allí pasaban al lagar para su fermentación. Los lagares son cavidades cilíndricas, generalmente realizadas en mampostería revocada, que suelen tener unos dos metros de diámetro y tres de profundidad. Por último, desde el lagar pasarían al laco, pequeña cavidad existente en el suelo de la bodega, donde se recogía el vino y se trasladaba a las cubas y toneles. La mayor parte de las bodegas de Gurrea corresponden a este tipo.
Menos frecuentes son los lagares exentos, aunque se puede ver cierto número de ellos en los dos conjuntos de bodegas de Gurrea. En este caso, la pisadera y el lagar se encuentran situados en el interior de casetas exentas de mampostería, de planta cuadrangular y cubiertas a un agua, que se elevan a pocos metros de la bodega de almacenamiento correspondiente.