Complejo arquitectónico formado por la residencia del Director de la Azucarera, edificio exento, los dos silos para el transporte de la remolacha, y la industria propiamente dicha, de la que se hace notar la chimenea del horno que quemaba la materia prima para la obtención del azúcar mediante un complejo proceso químico. Además de las naves de producción, hay que mencionar los almacenes.

Éstas son varias naves consecutivas, en una típica disposición fabril de trabajo en serie, situadas muy próximas al centro de producción, es más, nos permitimos sugerir que algunos de estos espacios asumirían tal función. Las Bodegas Valdepablo actualmente instaladas en el recinto de la antigua fábrica han modificado substancialmente el aspecto originario de la azucarera.

Estos espacios aparecen sobre una especie de podium o basamento de piedra para facilitar la carga y descarga de mercancía a través de las puertas que horadan cada una de las fachadas, al igual que sucede con sendos óculos en el centro del frontón superior de las fachadas. Imaginamos que en el corredor anexo se ubicaría la vía del tren, con el fin de agilizar todavía más esta labor.

Todas estas naves se cubren a doble vertiente con uralita metálica. Un material más moderno que, quizás, nos esté hablando de una reforma posterior ante el estado de deterioro que pudiera haber sufrido la techumbre original.

El conjunto de los paramentos se ha levantado en piedra y hormigón, como hacen evidente los pilares de separación entre las naves. Las superficies han sido encaladas después. Asimismo, también se recurre al ladrillo, especialmente, para algunos retoques que le dotan de cierto aspecto decorativo: en el perímetro de los frontones, con formas escalonadas; en torno a los óculos, con prolongaciones fuera de la forma geométrica estricta del círculo, lo cual genera una cruz; y en los dinteles de algunas puertas (arcos rebajados, y uno, el de ladrillo, apuntado), aunque se suele utilizar el emplacado de piedra, tanto en los mencionados dinteles como en las jambas.

Las ventanas parecen ser las originales de la fundación, con grandes cristaleras para garantizar una iluminación suficiente.

Por último, hay que hacer mención de un alero metálico que ha sido colocado a la altura del arranque del frontón, sobre un metro por encima de los dinteles de las puertas. Recuerda los aleros de los muelles de las estaciones de ferrocarril.