Edificio de planta rectangular que se cubre a doble vertiente.
Sin duda, se trata de una de las construcciones más elegantes que encontramos dentro de esta tipología. Igualmente, destacan sus grandes dimensiones. Repite la disposición longitudinal característica de las grandes bodegas privadas y sociedades cooperativas.
En su fachada principal, se abre una gran puerta metálica, flanqueada por los escudos del linaje de la familia propietaria, compuesto de azulejos coloreados e inscritos en unos nichos rectangulares de obra.
La obra se asienta sobre un zócalo que se divide en dos partes en relación a la distinta clase de sillar almohadillado que utiliza: la primera hilera es de piezas lisas (si bien, más que sillares cúbicos, puede tratarse de plaquetas), mientras que las siguientes superpuestas a ésta simulan el aspecto del almohadillado rústico. A continuación, una moldura lisa y corrida sirve de transición para el resto del paramento, el cual está constituido por bloques de hormigón con un ligerísimo dibujo inciso sobre su superficie. Por su parte, las esquinas resultan destacadas por la aplicación de placas de piedra que son del mismo color que las piezas del zócalo, y que contrastan con la claridad de los bloques del conjunto de la pared. Dichas plaquetas también se emplean para enmarcar la gran puerta de entrada, creando un dibujo dentado, con entrantes y salientes.
Por último, la fachada remata en un perfil mixtilíneo, combinando las líneas rectas con las curvas, empleando ladrillo.
En cuanto a los laterales largos, siguen esta descripción, con la diferencia de que el muro ha sido encalado.
Respecto al interior, decir que alberga una báscula para el pesaje de la uva, una zona de vivienda, justo detrás de una estructura metálica, y una estrujadora.
Puesto que el inmueble se encuentra en pleno uso contiene maquinaria que funciona perfectamente.